Supone un riesgo, y entraña cierta dificultad, escribir sobre nuestra realidad más reciente, máxime cuando una buena parte de los protagonistas que aparecen en esta historia son parte viva y activa de la política valenciana. Se necesita cierto valor para aventurarse, a tan pocos años de distancia, en lo que supuso el complejo panorama del socialismo al inicio de nuestra transición política, y el proceso de unidad socialista en el País Valenciano. Mi opinión es que "Los socialistas en el País Valenciano (1939-1978)" ha conseguido recoger una primera aproximación global, con objetividad, de lo que ha sido el socialismo bajo el franquismo, los primeros años de la democracia, las elecciones generales de 1977 y la unidad de los socialistas en el País Valenciano. En los inicios de la transición democrática, la vida política corría a un ritmo de vértigo y, en ese proceso, los socialistas construimos un partido que resultaría el mejor instrumento para el cambio y la transformación de la sociedad. Es difícil comprender el PSPV-PSOE actual sin conocer sus orígenes, el papel que jugó el PSOE, y las aportaciones que a él hicieron otros partidos socialistas que se le unieron. Una de las aportaciones más significativas que, a mi juicio, tiene el presente estudio, es la de analizar el complejo, y por qué no decirlo, difícil proceso de unidad de los socialistas valencianos. Reacuerdo que, en esos años, en la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE, debatimos largamente sobre la unidad de los socialistas y la necesaria superación de la fragmentación de la familia socialista. Felipe González afirmaba que el protagonismo del PSOE era ya entonces claro, contando el partido con una infraestructura orgánica en todo el Estado, una presencia en la vida política nacional y una audiencia en la opinión pública interior y exterior. El PSOE era un referente obligado, y el fraccionamiento del socialismo se debía, fundamentalmente, a cuarenta años de dictadura. Reconociendo que el PSOE era referente obligado del socialismo, Felipe González manifestaría que una de las claves de la discusión entre los socialistas era entonces su articulación en el Estado, existiendo dos tesis contrapuestas. Una que pretendía articular el socialismo en un partido federal —el PSOE—, y otra que partía de la configuración de múltiples partidos de nacionalidad y región que se federan entre sí en una federación de partidos socialistas. Para el PSOE la solidaridad de clases en todo el Estado y el respe¬to a las autonomías no se contradecían. Al contrario, propiciábamos la tesis —que acabaría imponiéndose—, de articular el partido federal teniendo una estructura autonómica, en la que cada nacionalidad o región realizaría su congreso para adoptar la línea global a seguir en cada una de ellas. El contexto general del debate, y su conexión en el País Valenciano, quedan recogidas con detalle en el presente estudio, que ha profundizado sobre las peculiaridades del caso valenciano. Si para el PSOE el planteamiento de unidad de los socialistas y la forma de articularse eran claros, los meses que precedieron a las elecciones de 1977 fueron de confusión, sólo clarificados el 15 de junio, tras la confrontación electoral. A partir de ese momento quedaba claro que el PSOE, de historia centenaria, era refrendado por el electorado como el partido más votado y, a continuación, el resto de los partidos socialistas se unirían a él, en un período de pocos meses. El período que abarca "Los socialistas en el País Valenciano (1939-1978)" es sin duda uno de los más desconocidos para los interesados por la política valenciana, ya que parte de este período estuvo marcado por la clandestinidad, y por la multiplicidad de la oferta socialista. Publicaciones como la presente ayudan a conocer nuestro pasado más reciente, aportando información, análisis y reflexión sobre cuestiones del socialismo valenciano. La historia que aquí se narra es compleja, y se dan un buen número de claves para entenderla. Es un primer avance, que, en mi opinión, hay que seguir profundizando. También es una época políticamente conflictiva y tensa, pero marcada en todo momento por la búsqueda de un proyecto de cambio y de transformación de la sociedad, en torno a una única oferta socialista. Alfonso Guerra afirmaba en aquel proceso unitario que la unidad socialista era una operación política clara, pues no se trataba sólo de sumar efectivos y militancia, sino de no restar, y que a través de un socialismo unido fuésemos capaces de ser alternativa de Gobierno, convirtiendo al socialismo en la esperanza de consolidación de la democracia en nuestro país y en el motor del cambio social. El camino que nos trazamos fue acertado. Primero construimos un único partido socialista, que uniese a todas las sensibilidades bajo una sola sigla. Después iniciamos el proceso de construir la Generalitat Valenciana y las instituciones autonómicas, tarea ésta que sería posible porque contábamos con el partido, instrumento político al servicio de la mayoría social del progreso. Antonio García Miralles. Presidente del PSPV-PSOE y miembro de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE