Witnessing a growing aging population, a situation which is devote our interest to this group, and to develop actions to improve their quality of life. Many of these seniors are admitted and become chronically ill, so they come to be considered patients, and tend to leave and not only the physical activity (PA), if it existed, but even the basic activities of daily living . Although we know of the benefits of physical activity in this population "healthy", yet few studies to address the functional impairment and cognitive-emotional posed to the elderly hospitalization. And even fewer focusing on reverse. The approach of this thesis was based on this concern, with the idea of approaching the analysis of a growing problem as acute functional impairment and cognitive-emotional impairment in the elderly population hospitalized, and in turn pose a possible solution to avoid dependence after admission, as adapted physical activity program during the time duration of the income. A novel strategy because it worked with patients in the early hours of admission, in acute phase of illness. The objective of this research was to test the feasibility and consequences of one to three sessions focused on the force AF in Hospitalized Elderly (AH) freshmen. 59 elderly patients (79.17 ± 8.64, 63% men and 37% female) with values of Charlson confirming that they are elderly multiple diseases, were assessed at admission and discharge to the SSU of Hospital General de Alicante. 33 patients formed the experimental group and 26 control group. Measuring instruments were the Barthel scale, the Pfeiffer test, the Tinetti test, the Yesavage Geriatric Depression Scale, the Charlson Index, pulse oximeters and monitors heart rate. The results demonstrate a favorable effect of training programs in the acute phase of patients admitted with cardiorespiratory disease. And confirm the deterioration of those not participating in the strength program. Among the most interesting results: significant improvement in the ABVD for the GE (Z = -2.92, P = 0.003) with worsening in the CG (Z = -2.53, P = 0.011). Strength training can not produce by itself a significant reduction in the level of depression of the AH, although it appears to contain the values of income (IQR 2.00-5.00 vs. mean income IQR 1.00-4.50 at discharge). Those elders who do not participate in the program (GC) did significantly worse: GC (z = -2.75, P = 0.006, IQR 2.00-6.25 vs income IQR 2.75-7.75, at discharge). These 1 to 3 training sessions have produced a small improvement effect but significant in the balance (Tinetti) of GE (z = -1.94, P = 0.05) compared to GC whose mean and interquartile range also slightly worse, although in this case not statistically significant. These results have important implications for the approach currently functional impairment in the elderly and may have implications for the degree of reversibility, and therefore the likelihood of recovering the baseline functional status before admission. It therefore seems necessary to go deeper into the practice of AF in the hospital and particularly in the work force in AH in the acute phase of their illness, as there may be a breakthrough for this population, and also to the health system in general.Asistimos a un envejecimiento creciente de la población, situación que supone dedicar nuestro interés a este grupo, así como a desarrollar actuaciones destinadas a mejorar su calidad de vida. Muchos de estos ancianos son ingresados y devienen en enfermos crónicos, por lo que pasan a ser considerados pacientes, y tienden a abandonar ya no solo la actividad física (AF), en caso de que existiera, sino incluso las actividades básicas de la vida diaria. Aunque sabemos de los beneficios que supone la actividad física en este grupo de población “sana”, todavía son pocos los estudios destinados a abordar el deterioro funcional y cognitivo-emocional que supone para los ancianos un ingreso hospitalario. Y aún menos los centrados en revertirla. El planteamiento de esta tesis partió de esta inquietud, con la idea de abordar el análisis de un problema creciente como es el deterioro funcional agudo y el deterioro cognitivo-emocional en la población anciana hospitalizada, y a su vez plantear una posible solución para evitar la dependencia tras el ingreso, en forma de programa de actividad física adaptado durante el tiempo que durara el ingreso. Una estrategia novedosa ya que se trabajó con pacientes en las primeras horas de su ingreso, en fase aguda de la enfermedad. El objetivo de esta investigación fue comprobar la viabilidad y consecuencias de una a tres sesiones de AF centradas en la fuerza en Ancianos Hospitalizados (AH) recién ingresados. 59 pacientes de edad avanzada (79.17±8.64; 63% hombres y 37% mujeres) con valores de Charlson que confirman que se trata de ancianos pluripatológicos, fueron evaluados al ingreso y al alta en la UCE de Hospital General de Alicante. 33 pacientes formaron el grupo experimental y 26 el grupo control. Los instrumentos de medida fueron la escala de Barthel, el test de Pfeiffer, el test Tinetti, la escala de depresion geriatrica Yesavage, el Indice Charlson, pulsioxímetros y monitores de ritmo cardiaco. Los resultados demuestran un efecto favorable de los programas de entrenamiento en la fase aguda de los pacientes ingresados por patología cardiorrespiratoria. Y confirman el empeoramiento de aquellos que no participan en el programa de fuerza. Entre los resultados de mayor interés: mejoría significativa en las ABVD para el GE (Z= -2.92; p =0.003) con empeoramiento para el GC (Z= -2.53; p =0.011). El entrenamiento de fuerza no es capaz de producir por sí misma una reducción significativa en el nivel de depresión de los AH, aunque sí parece contener los valores del ingreso (RIC 2.00-5.00 al ingreso vs media RIC: 1.00-4.50 al alta). Aquellos ancianos que no participan en el programa (GC) sí empeoran de forma significativa: GC (z=-2.75; p= 0.006; RIC: 2.00-6.25 al ingreso vs RIC: 2.75-7.75, al alta). Estas 1 a 3 sesiones de entrenamiento han producido un efecto de mejora pequeño, pero significativo, en el equilibrio (Tinetti) del GE (z=-1.94; p= 0.05) frente a un GC cuya media y recorrido intercuartil empeoran también ligeramente, aunque en este caso sin significación estadística. Estos resultados tienen importantes implicaciones en la manera de abordar en la actualidad el deterioro funcional en los ancianos y podrían tener implicaciones en el grado de reversibilidad, y por tanto en la probabilidad de recuperar la situación funcional basal previa al ingreso. Parece, por tanto necesario profundizar más en la práctica de AF en el ámbito hospitalario y más concretamente en el trabajo de fuerza en AH en la fase aguda de su enfermedad, ya que puede suponer un gran avance para este tipo de población, y también para el sistema sanitario en general.