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Claramonte Sanz, Vicente
Sanmartín Esplugues, José (dir.); Lucas, Javier de (dir.) Departament de Filosofia del Dret Moral i Politic |
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RESUMEN Y CONCLUSIONES
PRIMERA
1.1 La conveniencia de valorar el conocimiento científico actualizado como herramienta analítica de la Filosofía del Derecho y en especial de la institución jurídica de los derechos humanos, por cuanto su empleo favorece establecer una perspectiva universal, empírica, ecuánime y desideologizada de la realidad jurídica. Proponemos llamar iusnaturalismo científico a la perspectiva filosófico-jurídica con vocación de establecer una adecuada síntesis entre Filosofía del Derecho y ciencia.
SEGUNDA
2.1 El concepto de ser humano más consistente con la naturaleza jurídica de los derechos humanos es el aportado por una antropología científica. La Genética comparada demuestra, por una parte, nuestra integración en la naturaleza como una especie animal más, aunque con características muy singulares derivadas de su tridimensionalidad biológica, cultural y espi...
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RESUMEN Y CONCLUSIONES
PRIMERA
1.1 La conveniencia de valorar el conocimiento científico actualizado como herramienta analítica de la Filosofía del Derecho y en especial de la institución jurídica de los derechos humanos, por cuanto su empleo favorece establecer una perspectiva universal, empírica, ecuánime y desideologizada de la realidad jurídica. Proponemos llamar iusnaturalismo científico a la perspectiva filosófico-jurídica con vocación de establecer una adecuada síntesis entre Filosofía del Derecho y ciencia.
SEGUNDA
2.1 El concepto de ser humano más consistente con la naturaleza jurídica de los derechos humanos es el aportado por una antropología científica. La Genética comparada demuestra, por una parte, nuestra integración en la naturaleza como una especie animal más, aunque con características muy singulares derivadas de su tridimensionalidad biológica, cultural y espiritual; por otra, a través de las figuras de la Eva mitocondrial y el Adán cromosómico, la coalescencia última en la consanguinidad de todo integrante de la familia humana. Este último hecho confiere bases científicas e histórico-evolutivas a los valores de universalidad, igualdad y fraternidad inherentes a la institución de los derechos humanos, y refuerza el estatus de libertad e igualdad natas en dignidad y derechos de todos los miembros de la especie.
2.2 Esta investigación coincide con la doctrina mayoritaria de Filosofía del Derecho al considerar la dignidad de la persona y la humanidad como fundamento de los derechos humanos, si bien sugiere dos contribuciones para la articulación filosófico-jurídica del vínculo entre derechos humanos y dignidad. Primera, una concepción dual atómo-holo, si se quiere individual y colectiva, en la atribución de la titularidad de los derechos humanos, la cual en consecuencia recaería tanto en la persona como en la humanidad. Segunda, el genoma humano debe tenerse presente como el referente material, histórico-evolutivo, a la hora de conceptualizar la dignidad como fundamento último de los derechos humanos. Esta titularidad dual persona-humanidad de los derechos humanos tendría por causa jurídica la dignidad inherente a todos los integrantes de la especie Homo sapiens sapiens, y por título jurídico al código genético humano.
TERCERA
3.1 La evidencia científica disponible actualmente sobre la actividad y funcionamiento de las neuronas espejo y mecanismos de la empatía emocional, el reconocimiento yo-otro, la intersubjetividad y la empatía social derivan de profundas raíces biológico-evolutivas desarrolladas durante millones de años, ante las cuales la filosofía individualista, contractualista y neoliberal de Occidente, basadas en una concepción egoísta la naturaleza humana, se revelan como una reciente pátina ideológica mistificadora.
3.2 La actividad cerebral especular, al basarse en neuronas premotoras no intervinientes en los procesos reflexivos, estrechan la intersubjetividad y el vínculo social de modo directo, inmediato y pre-reflexivo. Por ello generan una comprensión empática yo-otro que es previa a la articulación del lenguaje y a toda gestión intelectual de la racionalidad práctica. Gracias a esta circunstancia, las intuiciones morales adquieren un papel decisivo en la experiencia ética y jurídica, pues la intersubjetividad yo-otro y la empatía subyacentes a la moralidad normativa, y en última instancia a la juridicidad, dependen de mecanismos espejo directos, inmediatos y previos a la reflexión, al lenguaje o a la conceptualización abstracta. Además, los estudios realizados sobre lesiones cerebrales demuestran que, incluso manteniendo intacta la capacidad para el razonamiento abstracto y el cálculo, sin emociones la persona carece de capacidad para el juicio moral. Ambos hechos, según entendemos, sugerirían que las neuronas espejo y los mecanismos de la empatía emocional están a la base de la sociabilidad y normatividad característica de los grupos humanos. Y de ahí la conveniencia de revisar algunos de los presupuestos implícitos en la teoría de la acción comunicativa, en la teoría discursiva del Derecho y en el constructivismo ético, pues los códigos sociales y jurídicos en que se condensa la moralidad normativa necesaria para el pactum associationis se hallan en buena medida dictados o inspirados por nuestra biología a partir de intuiciones morales previas al lenguaje y a la racionalidad comunicativa dialógica.
3.3 En el desarrollo de la sociabilidad y de la moralidad, así como en el reconocimiento intracomunitario y extracomunitario, existe continuidad evolutiva entre nuestra especie y las del resto de primates. Este hecho confiere solidez a la dimensión biológica del ser humano como sustrato de sus conductas sociales, morales y normativas. Junto al egoísmo derivado del instinto de supervivencia, las actitudes morales y normativas también nos han acompañado desde los comienzos de nuestra especie, gracias a nuestra intensa sociabilidad y a las ventajas adaptativas derivadas del altruismo cooperativo recíproco. Ello cuestiona el modelo antropológico contractualista, pues describir solo nuestra vertiente egoísta y preterir la altruista o considerarla hipocresía estratégica contradice la evidencia científica disponible.
3.4 El conocimiento científico actual permite afirmar que la capacidad humana de experiencia moral, requisito imprescindible del nomos y del ius, surgió de forma natural en la génesis y desarrollo de la especie humana y no es en absoluto un hallazgo o un producto cultural reciente, sino el resultado de millones de años de evolución biológica. Ello puede afirmarse porque en la literatura científica sobre selección familiar, altruismo recíproco, empatía retributiva, práctica del consuelo, construcción de la reputación, criterios de justicia, etc., existen suficientes argumentos como para sostener plausiblemente la inherencia de la moralidad en la naturaleza humana.
3.5 La noción de bien común, clave para el desarrollo y existencia del Estado social y democrático de derecho, también puede ser explicada en términos de materialismo evolutivo. El instinto de supervivencia condujo primero a cada cual al cuidado de uno mismo, pero los beneficios de la sociabilidad pronto ampliaron esa preocupación por sí mismo al cuidado de la familia y, por último, del grupo. Al generalizarse el recurso a la cooperación y al altruismo recíproco, el interés grupal compartido terminó disociándose del instinto de supervivencia y se convirtió en un producto cultural derivado: la importancia del aprecio a la comunidad considerada en sí misma. Con ello, la sociabilidad interpersonal basada en la cooperación recíproca por el interés propio y el del allegado transcurrió hacia la sociabilidad basada en la noción de interés grupal.
CUARTA
4.1 La evidencia científica disponible demuestra las múltiples coincidencias, así como la continuidad evolutiva, entre la política de los primates no humanos y la de los humanos. También parecen claras las implicaciones de dicha política en el advenimiento y derrocamiento del poder, en la necesidad de alcanzar el equilibrio o la armonía social mediante el arbitraje heterónomo y en la necesidad de regular la conducta social tanto a través de códigos normativos como de procedimientos sancionatorios.
4.2 El poder y el elevado rango social proporciona ventajas a los individuos de las especies primates en régimen de dimorfismo sexual, y por ello con resultados e intensidad diferente para cada género. Pero también el grupo, la comunidad política, obtiene ventajas en términos evolutivos de las insidias políticas individuales y colectivas en la competencia abierta o encubierta por la jerarquía, y de la estratificación en rangos de relevancia y reconocimiento social, así como de la estabilidad en el ejercicio del poder, pues en una sociedad de individuos altamente territoriales y competitivos como las especies de primates, donde la armonía y la estabilidad de la comunidad política son clave para preservar los intereses individuales y colectivos, la clarificación de la jerarquía y su implicación en la estructura del poder socio-político resulta imprescindible.
4.3 La funcionalidad social desempeñada por el instinto de dominación culminado en un macho alfa terminó traduciéndose culturalmente en la figura del líder. Siendo la superioridad individual en los grupos altamente sociales insuficiente porque el peso crítico del grupo en todo momento puede revertirla, los mecanismos de división y compensación del poder son intrínsecos a los mismos. Y en el seno de una comunidad política donde la pugna por el poder es constante y las estrategias políticas de coalición necesarias, sus individuos terminan desarrollando una sensibilidad a la dinámica del poder sin la cual no podrían sobrevivir. Esta sensibilidad y receptividad hacia los indicadores de jerarquía contribuyen a articular la armonía de la comunidad política, pues el equilibrio armónico depende de un orden social suficientemente identificado y aceptado. La transparencia jerárquica evita así la violencia social derivada de la necesidad de reafirmación constante de la posición de poder ejercida mediante la fuerza, la violencia o la intimidación por quienes lo ostentan, pues el estatus en la jerarquía surge del conflicto tanto como la estabilidad jerárquica lo elude.
4.4 En las comunidades políticas de estructura jerárquica intrínsecamente inestable, las coaliciones de poder son contrarrestadas mediante coaliciones de contrapoder, dinámica por la cual se desarrollan mecanismos compensatorios tendentes asintóticamente al equilibrio. Si dicho equilibrio en el ejercicio del poder no se alcanza se incrementa la posibilidad de un ejercicio despótico del poder. Los individuos del grupo oprimidos por un poder ejercido en tales condiciones de desequilibrio que no se ve reequilibrado por ninguna coalición solo pueden levantar el yugo que disminuye sus posibilidades de supervivencia con la coordinación de su resistencia colectiva. Así, el ejercicio despótico del poder es contrarrestado por la resistencia colectiva y cuando el ambiente social se torna irrespirable se desencadena un estallido revolucionario que subvierte la jerarquía preestablecida. Cuando quienes no detentan el poder jerárquico formal cuentan con la potestad de conminar al jerarca a no exceder cierta línea roja de despotismo, así como con la potestad coactiva de sancionarlo e incluso derrocarlo si la rebasa, estamos ante una estructura social cuyos mecanismos compensatorios de poder habilitan el igualitarismo mediante una ley de leyes o Constitución.
4.5 La continua sucesión de beligerancia por el triunfo de la estrategia individual o coaligada en los equilibrios de jerarquía es una constante en las sociedades de primates humanos y no humanos, precisamente por haber sido objeto de selección natural para vivir en pugna constante por el rango. Cuando se lucha contra el poder ejercido desde el rango superior de modo despótico, el igualitarismo social se abre paso a partir de las estrategias desarrolladas y coordinadas por los subordinados con expresa mira a la unificación y preservación de sus intereses de clase. Si a ello añadimos las continuidades evolutivas observadas con nuestros ancestros directos en las nociones y experiencias de pueblo y espacio público, podría afirmarse que la democracia presupone el triunfo de una concepción igualitarista que institucionaliza políticamente las dos conductas sociales más descollantes entre los primates: el instinto de dominación del otro y la necesidad imperiosa de regular el ejercicio del poder y garantizar el acceso universal a la distribución de recursos mediante estrategias colectivas de restricción.
4.6 Algo muy similar sucede con el surgimiento de la noción de justicia y su posterior institucionalización estatal en el desarrollo de un poder judicial independiente. La valoración de la importancia y función social del rol de control ejercido por el macho dominante y su transmisión cultural propiciaron la noción de imparcialidad, en el sentido de posicionamiento desinteresado en la resolución heterónoma de conflictos ajenos. Una vez disociado el rol de control de las propias preferencias, surge la función política del árbitro imparcial, que a su vez coadyuva a transcurrir desde el poder personalizado y despótico hasta el liderazgo. Dicha imparcialidad, junto a la noción de igualitarismo antes aludida, constituyen los dos prerrequisitos para desarrollar la idea de justicia. Por otra parte, la desvinculación de las figuras de macho alfa y árbitro, junto a la persistencia de la funcionalidad del arbitraje heterónomo, desinteresado e imparcial en la resolución de conflictos sociales, explican en términos de necesidad socio-histórica el surgimiento cultural de la administración de justicia institucionalizada. Adicionalmente, esta disociación de los roles alfa y de arbitraje manifiesta la necesidad de limitar el poder absoluto, de distribuir el poder y de contrapesarlo mediante oposición, dinámica conducente en última instancia a la separación de las sociedades complejas modernas entre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
4.7 El estudio de la continuidad evolutiva entre la conducta social de los primates no humanos y la nuestra permite elucidar la génesis histórica y función social de los mecanismos sancionatorios subyacentes a la coactividad implícita en el Derecho. Entre ellos destacaríamos: la represalia punitiva de los actos ajenos perjudiciales; el desarrollo de un sistema general de venganza empleado para castigar las infracciones del código social de conducta; la aplicación de un repertorio de respuestas tipo premio-castigo destinado a orientar la reciprocidad social de los intercambios; la agresión moralista destinada a sancionar la defraudación de las expectativas de conducta social de equidad recíproca exigibles a todo agente de intercambio, para establecer la limitación y el sometimiento a normas mutuamente obligatorias del altruismo en el tráfico social de recursos y servicios; el sentido de la regularidad social o conjunto de expectativas relativas al trato recibido y a cómo deberían repartirse los recursos, de tal modo que cuando son defraudadas en perjuicio de alguien se desencadena una reacción negativa consistente en una respuesta de protesta o castigo; la importancia de dicho sentido de la regularidad social para el desarrollo de la permuta, quizás el primer contrato de uso generalizado en la historia de la evolución y probable motor del pactum associationis y de la división social del trabajo; etc. Consecuencia de todo lo anterior, el ius iustitiae surgiría históricamente a partir de la necesidad de eludir la dinámica de realimentación social derivada de la gestión autónoma de los conflictos entre los individuos y su resolución a partir de la retribución proporcional del daño mediante un sistema socialmente reconocido de venganza privada basado en la agresión moral.
4.8 Por las consideraciones indicadas en los párrafos precedentes, esta investigación aprecia una gran dosis de continuidad evolutiva entre la conducta individual y social de nuestros ancestros primates y algunos de nuestros conceptos indispensables hoy para configurar filosófico-jurídicamente el estado constitucional, como justicia, sanción, ley, constitución o democracia, y cuya trazabilidad, a partir de las coincidencias en conductas tales como la cooperación, la reciprocidad, el altruismo, la gratitud, la expectativa, la indignación, la punición, etc., y del complejo entramado de relaciones e inercias sociales derivados de ellos, se remontaría a una fase de la humanización muy anterior al desarrollo de la competencia lingüística oral y escrita necesarias para articular la Ética y el Derecho.
4.9 Para recapitular las coincidencias entre el estado constitucional de derecho o la democracia constitucional y la organización política de las sociedades de primates no humanos, siempre mutatis mutandis y salvando las distancias en complejidad entre ambos tipos de sociedades, reelaboramos el extracto de conclusiones apuntadas en el último apartado del capítulo quinto.
1. Separación de poderes y división del poder. Se correlacionó la noción de separación de poderes con la disociación, en individuos diferentes, entre el rol alfa y la función de arbitraje, producida por la necesidad socio-histórica de limitar y equilibrar el poder generando mecanismos de contrapoder. También apuntamos indicios de división del poder en la compartición del rol alfa entre dos individuos diferentes.
2. Condiciones de democraticidad de una constitución.
A) Formales.
A.1) Apuntamos indicios de una dinámica de representatividad en la aceptación social previa de la función de arbitraje o control, tanto si es ejercida por el macho alfa como si lo es por individuo diferente. Aceptación de representatividad basada en un acatamiento mayoritario del poder de arbitraje y/o alfa que a su vez fue parangonado con el principio de efectividad empleado en Derecho Internacional Público para justificar el reconocimiento del poder soberano ejercido por los Estados.
A.2) Constatamos la existencia, en el seno de las comunidades políticas integradas por primates no humanos, de conductas colectivas de expresión de una opinión conjunta capaces de ordenar y reordenar el ejercicio del poder, parangonadas con el sufragio.
B) Materiales o sustanciales.
Indicamos cómo la biunivocidad o coimplicación entre paz y derechos vitales, subyacente al modelo de democracia constitucional de la teoría axiomático-jurídica garantista, cumple básicamente el mismo papel que en las sociedades de primates no humanos. Y apoyamos esa afirmación en cuatro conductas observadas entre primates no humanos, cuyo objetivo consiste en la preservación o el restablecimiento de la paz social para garantizar el bien común, esto es, el interés colectivo por preservar un acceso a los recursos relativamente equitativo y un intercambio de los mismos según un cierto sentido de la regularidad social:
1ª El interés individual y colectivo en clarificar y restablecer la jerarquía.
2ª El ejercicio del rol de control o arbitraje por los machos alfa.
3ª La reconciliación directa y la reconciliación triádica o por poderes.
4ª La mediación realizada por un tercero para resolver conflictos ajenos.
Tales conductas muestran cómo la paz constituye una necesidad social e histórica prejurídica y preestatal imprescindible para la supervivencia y la convivencia política de las especies intensamente sociales, territoriales y jerarquizadas como los primates. La preservación de dicha paz social desempeña en las comunidades políticas de primates no humanos, organizadas de facto en torno al rol alfa, al rol de arbitraje y a las estrategias individuales y parentales de alianza, coalianza, equilibrio y desequilibrio, un papel tan crucial como pueda desmpeñarlo en las comunidades políticas de primates humanos organizadas de iure en una democracia constitucional.
3. Principio de efectividad y costumbre. Señalamos ciertas concomitancias entre ambos modelos político-organizativos a partir del principio de efectividad operativo en la costumbre como fuente de producción normativa. Principio de efectividad, en el caso de la organización política primate no humana, deducido del éxito en el acatamiento reiterado y general, o mayoritario, que llevó a la naturaleza a seleccionar evolutivamente la figura del macho alfa, gracias a las ventajas adaptativas proporcionadas por el cumplimiento eficaz del rol de control o arbitraje. Por ello, puede afirmarse que la costumbre y su eficacia producen normas coactivas en el modelo de democracia constitucional de la teoría del garantismo jurídico tanto como las producían en las sociedades humanas del neolítico o las han producido y todavía siguen produciendo en las sociedades de primates no humanos.
QUINTA
5.1 El estudio de las implicaciones de la territorialidad en las especies sociales y jerárquicas permite establecer vinculaciones entre dicho carácter territorial y el papel desempeñado por el principio de territorialidad en el surgimiento del Estado moderno y en el establecimiento de la eficacia efectiva de los ordenamientos jurídicos estatales.
5.2 Primates humanos y no humanos, así como otras especies animales más lejanas evolutivamente, compartimos las conductas de razias asesinas, patrullaje fronterizo, xenofobia y guerra. El intenso carácter territorial de las especies de primates humanos y no humanos conduce a la implementación sistemática de conductas colectivas de patrullaje fronterizo con el cual preservar los recursos vinculados al territorio. E igualmente conduce al desarrollo de sentimientos y actitudes xenófobas hacia los integrantes de comunidades diferentes, en particular si habitan en territorios colindantes. La combinación de estas conductas de patrullaje fronterizo y xenofobia derivan en episodios de razia asesina, guerrillas intermitentes y, en última instancia, guerra abierta sin restricciones con el fin de aniquilar al bando contrario.
5.3 En las conductas y situaciones bélicas, la principal diferencia entre primates humanos y no humanos radica en la organización militar, pues la única especie distinta al Homo sapiens sapiens con dispositivo de ejército es la hormiga (Formicidae). En cambio, las similitudes son muchas y muy decisivas, pues las citadas acciones de razia, guerrilla o guerra, y en especial sus resultados de apropiación del territorio y recursos del bando perdedor, coinciden con el llamado derecho de conquista ejercido por el conquistador de un territorio tomado por la fuerza militar, el cual de facto ha sido practicado durante toda la historia de la humanidad y de iure fue un principio de ius gentium hasta unos 30 años después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el crimen de agresión fue tipificado, prohibido y sancionado por la Organización de las Naciones Unidas en 1974. Existe además otra coincidencia clave entre las guerras de humanos y chimpancés: la descategorización del enemigo como miembro de la propia especie, la deshumanización o deschimpancización, respectivamente. Todo lo anterior sugiere reconsiderar las hipótesis previas sobre el origen de la guerra y la xenofobia entre seres humanos, precisamente las dos principales conductas cuya difusión condujo históricamente a la necesidad de desarrollar una filosofía jurídica sobre derechos humanos. Desde la perspectiva del iusnaturalismo científico, la institución de los derechos humanos surgiría ante la necesidad socio-histórica de una respuesta eficaz del ius gentium contra la dinámica autodestructiva derivada de las conductas de xenofobia y guerra genocida, compartidas por el Homo sapiens sapiens con primates no humanos, e implementadas irrestrictamente con tecnología humana ultramoderna.
5.4 Desde la perspectiva del iusnaturalismo científico, el Derecho, entendido como sustitutivo del uso de la fuerza y de la ley del más fuerte, no se convierte en una auténtica y definitiva adquisición evolutiva en tanto el ámbito territorial y el universo de discurso de los destinatarios no es, respectivamente, sino el planeta Tierra y la especie Homo sapiens. La regulación de la convivencia por un sistema de reglas distinto de la ley del más fuerte e incluyente de una prohibición expresa de la guerra, una vez ya es fehacientemente efectiva dentro del ámbito territorial al que extiende su soberanía el Estado, puede ser considerada una victoria o un avance nacional, pero todavía no resulta una conquista extensible a toda la especie. En materia de normatividad reguladora de la comunidad política y desde el punto de vista histórico-evolutivo, la verdadera discontinuidad entre el ser humano y los restantes primates viene trazada por el desarrollo del Derecho, entendido como prohibición de la guerra y proscripción de la ley del más fuerte entre miembros de la misma especie. Mientras la organización del sistema socio-político de convivencia en el orden global incluya o no persiga expresamente conductas como la guerra, la xenofobia y el genocidio, desde el punto de vista de la Etología comparada no seríamos tan distinguibles de otras especies de animales. Solo cuando la ley del más fuerte sea desactivada por un sistema pactado de reglas cuya Grundnorm consista en la prohibición de la guerra entre los destinatarios, y el conjunto de los mismos esté constituido por la totalidad de la especie humana, podremos hablar de una norma mundi o ius publicum especiei objeto de selección cultural y capaz de establecer una verdadera discontinuidad superadora respecto de conductas como la guerra, la xenofobia y el genocidio, tan objeto de selección natural en el sapiens como en otros animales.
5.5 Sin ello, sin una norma mundi instituida por esa Grundnorm que prohíba la guerra entre todos los miembros de la especie, sin un auténtico ius publicum especiei positivado y estabilizado en su protección por garantías primarias y secundarias, las filosofías jurídicas del ius ad bellum, de la voluntad de poder totalitario o del decisionismo ilimitado como potestad estatal seguirán siendo las ideologías mistificadoras que enmascaren la continuación de nuestra bestialidad por otros medios. Un ordenamiento jurídico cosmopolita de tipo norma mundi y basado en la Grundnorm de la prohibición de la guerra implica la universalidad territorial del principio de legalidad, circunstancia incompatible con una tribu-Estado de soberanía nacional absoluta. Por ello, el cosmopolitismo jurídico requeriría pensar la disolución de la identidad tribal o nacional en la identidad específica, al objeto de transcurrir de la noción de soberanía nacional a la noción de soberanía de la especie humana, único planteamiento coherente con la superación del particularismo territorial propio del principio de legalidad circunscrito al ámbito del Estado nacional y su transcurso hacia el universalismo territorial propio del principio de legalidad extendido al ámbito cosmopolita. La prohibición de la guerra y del imperio de la ley del más fuerte como Grundnorm del derecho internacional promueve la disolución de todas las tribus en una sola, la especie humana, estadio con el cual la universalidad territorial del principio de legalidad extendido supraestatalmente coincide con la universalidad del sujeto atributivo de legitimidad a los actos legales emanados del ejercicio de la soberanía.
5.6 El nuevo paradigma de Derecho Internacional surgido tras la Segunda Guerra Mundial con la Carta de las Naciones Unidas y culminado a finales de siglo o principios de milenio con la instauración de la Corte Penal Internacional se ha visto conmocionado por el proceso de globalización tecnológica y económica actual, pues ha generado en el ámbito internacional una fuerte desarticulación y disminución de la eficacia del Derecho Público, y en el ámbito interno del Estado-nación una seria crisis del estado de derecho y de la democracia constitucional. Dicha crisis afecta con distintas causas y fenomenología a las llamadas por la teoría del garantismo jurídico cuatro dimensiones de la democracia constitucional: política, civil, liberal y social. El análisis realizado desde una epistemología evolucionista podría arrojar alguna luz sobre la comprensión y resolución de los problemas derivados de esa crisis tetradimensional, alertando de los retrocesos implicados y de los peligros al acecho. El denominador común a todas ellas, por cuanto suponen de depauperación o anulación de los derechos humanos, es la involución hacia nuestra animalidad no humana.
5.6.1 Dimensión política. Dada la inherencia de los principios subyacentes a las condiciones de democraticidad afectadas por la crisis política de la democracia constitucional —en especial los de representatividad, separación de los poderes y división del poder—, respecto de la normatividad comunitaria propia de la sociabilidad de primates humanos y no humanos, dicho elemento de crisis podría redundar en el vaciado parcial del contenido o la virtualidad de las condiciones materiales de democraticidad, y en particular de la coimplicación entre paz y derechos vitales. El retroceso en la implementación del cosmopolitismo jurídico, de una norma mundi eficaz para prohibir la guerra, eludir el imperio de la ley del más fuerte y garantizar la paz social, conlleva un retroceso en la garantía de los derechos humanos, y con ello la continuación de nuestra peor animalidad por otros medios.
5.6.2 Dimensión civil. La sustitución de la prohibición de la guerra y del imperio de la ley del más fuerte como Grundnorm por una lex mercatoria arroja una doble evidencia de involución hacia nuestra animalidad no humana. Primero, una lex mercatoria desregulada constituye precisamente la forma de intercambio y la dinámica mercantil de convivencia característica de las sociedades de primates no humanos, cuyas comunidades frecuentemente funcionan como auténticos mercados de intercambio de todo tipo de servicios; pero mercados en los que no existe otra regla que la ley del más fuerte ni tampoco la idea de inmercantilidad, por lo cual todo puede ser objeto de mercancía. Segundo, la lex mercatoria, en cuanto que supone para el orden mundial el alzamiento de la prohibición de la guerra y la reinstauración de la ley del más fuerte, devuelve a la especie sapiens a las conductas gladiatorias y belicistas características de especies de animales no humanos, y con ello reduce nuestra ratio de humanidad tanto como incrementa la de nuestra bestialidad.
5.6.3 Dimensión liberal. Su crisis se manifiesta principalmente en dos grandes grupos de violaciones sistemáticas de los derechos de libertad: los crímenes contra la humanidad y el terrorismo estatal de índole penal. En cuanto que ambos suponen la suspensión o supresión de las condiciones de democraticidad formales y materiales del estado de derecho constitucional —principio de legalidad, garantías penales y procesales, interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos, etc.—, y que ello a su vez supone para el Estado la pérdida de su condición de jurídicamente constitucional, entonces desaparece el factor cultural distintivo del sapiens en su modelo organizativo de la sociabilidad política respecto de otras especies de animales no humanos, pues reverdecen las conductas que compartimos con las mismas, y en especial el genocidio, el racismo, la xenofobia y la guerra.
5.6.4 Dimensión social. El impacto de la globalización en ella podría resumirse en el incremento progresivo de la desigualdad entre clases pobres y ricas, y especialmente entre países pobres y ricos. Dicha desigualdad progresiva supone la derogación de facto del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 16 de diciembre de 1966, la cual confirma la recién aludida supresión de la prohibición de la guerra y de la ley del más fuerte como Grundnorm, y su sustitución por una lex mercatoria desregulada, global e impulsora de un modelo de desarrollo incontrolado y basado en la especulación financiera y en el beneficio a corto plazo que provoca la miseria y la muerte de millones de seres humanos. Así, racismo económico y política de muerte hacia la etnia económica inferior serían los dos principales efectos inmediatos de la lex mercatoria impuesta por el neoliberalismo como Grundnorm del orden mundial. Neoracismo y políticas de exclusión y muerte se realimentan, al igual que lex mercatoria global y derechos humanos se excluyen, pues la marginación de los carentes constituye el efecto de suprimir o violar los derechos vitales como los previstos por el citado Pacto de 1966. Esta doble relación proporcional, directa entre neoracismo y políticas de exclusión y muerte e inversa entre la lex mercatoria global y derechos humanos, evidencia otra vez la coimplicación entre derechos fundamentales e igualdad, entre garantías de los derechos y democracia constitucional y entre universalismo de los derechos humanos y percepción del otro como igual.SUMMARY AND CONCLUSIONS
FIRST
1.1 The convenience of evaluating the updated scientific knowledge as an analytic tool of the Philosophy of Law and especially of the legal institution of human rights, since its application establish an universal, empirical, impartial and non-ideological perspective of the legal reality. We propose to call scientific jusnaturalism the philosophical-legal perspective with a vocation to establish an adequate synthesis between Philosophy of Law and Science.
SECOND
2.1 The most consistent human being’s concept with the legal nature of human rights is the one provided by a Scientific Anthropology. Compared Genetics demonstrate, on the one hand, our integration to nature like another animal species though with very singular characteristics derived from his biologic, cultural and spiritual three-dimensionality; on the other hand, through figures of mitochondrial Eve and chromosomal Adam, the last coalescence in the consanguinity of all member of the human family. This last fact confers scientific and historical-evolutionary basis for universal, equal and fraternal values inherent in the human rights institute, and reforces the liberty and equality status inherent in dignity and rights for all the members of species.
2.2. This investigation coincides with the majority doctrine of Philosophy of Law in considering person and humanity’s dignity foundamental in human rights, though it suggests two contributions for the philosophical-legal articulation of the bond between human rights and dignity. First, a dual conception of atómo-holo, that is to say individual and collective, in attribution of ownership of human rights, which, in consequence would be addressed both to person and humanity. Second, the human genome should be in consideration as an empirical reference, historical-evolutionary, when dignity is conceptualised as the last foundation of human rights. This dual ownership person-humanity of human rights would have as a legal reason the inherent dignity to all members of the Homo sapiens sapiens, and as a legal title to the human genetic code.
THIRD
3.1 The scientific evidence available nowadays about the activity and the functionality of mirror neurons and the mechanism of social empathy, the recognition of self-other, instersubjetivity and social empathy are derived from profound biological-evolutionary roots developed during millions of years, in front of which the West Individualist, Social Contract Theory and Neoliberal philosophy, based on an egoistic conception of the human nature, are revealed as a recent ideological mistificatory patina.
3.2 The cerebral specular activity, since is based in premotor neurons non participant in reflective procedures, relate intersubjectivity and social bond in a direct, immediate and pre-reflexive mode. That is why the generate an empathic understanding self-other that is previous to the articulation of language and all kind of intelectual management of the rational practice. Thanks to this circumstance, moral institutes obtain a decisive role in the ethical and legal experience, well, the intersubjectivity self-other and the empathy underlying in the normative morality, and ultimately in legality, depend on direct mirror mechanisms, immediate and previous to reflection, to language or to abstract conceptualisation. Furthermore, studies about cerebral injuries demonstrate that, even maintaining intact the capacity for abstract reasoning and the calculation, without emotions the person lacks of the moral judgment capacity. Both facts, as we understand, would suggest that mirror neurons and emotional empathy mechanisms are in the base of sociability and normativity characteristic in human groups. And therefore the convenience of revising some of the implicit requirements in the theory of communicative action, in the Theory of Legal Argumentation and in Ethical Constructivism, well, social and legal codes where necessary normative morality is condensed for pactum associationis are found primarily established or inspired by our biology based in moral intuitions previous to language and communicative dialogic rationality.
3.3 In the development of sociability and morality, as in the intra community and extra community recognition, exists evolutionary continuation between our species and the rest of the primates. This fact confers strength to the biological dimension of the human being as substratum of his social, moral and normative behaviour. Together with egoism derived from the surveillance instinct, moral and normative attitudes have also accompanied us since the begging of our species, thanks to our intense sociability and to adaptive advantages derived from reciprocal cooperative altruism. This questions the Social Contract Theory anthropological model, because to describe only our egoistic aspect and omit the altruist one or consider it as a strategic hypocrisy contradicts the available scientific evidence.
3.4 The actual scientific knowledge permits to confirm that the human capacity of moral experience, indispensable requirement of nomos and ius, came up in a natural way in the genesis and development of human species and it is not at all a discovery or a recent cultural product, but the result of millions of biological evolution. That can be confirmed because in scientific literature about familiar selection, reciprocal altruism, retributive empathy, practice of consolation, reputation construction, justice criteria, etc., exists enough arguments to sustain reasonably the inherence of morality in human nature.
3.5 The notion of common good, a key for the development and the existence of a social State and democratic of law, can also be explained in terms of Evolutionary Materialism. The surveillance instinct first conducted each one to take care of oneself, but benefits by sociability soon extended this preoccupation for oneself to the family care and, finally, to the group. When the resource of cooperation and reciprocal altruism was generalised, the group shared interest put an end to the instinct of surveillance and it was converted in a derived cultural product: the importance of appreciation to the community considered by itself. With this, the interpersonal sociability based on reciprocal cooperation for the own good and the intimate one passed towards the sociability based on the notion for the group interest.
FOURTH
4.1 The available scientific evidence demonstrates the multiple coincidences, as well as the evolutionary continuation, between the no human primate politics and the human ones. Moreover, there seem to be clear the implications of the politics already mentioned in the coming and power overthrow, in the necessity of reaching equilibrium or social harmony through heteronomous arbitrage and in the necessity of regulating the social conduct both through normative codes and through penal procedures.
4.2 Power and high social rank proportionate advantages to the individuals of primate species associated with sexual dimorphism, and therefore with results and different intensity for each genre. But also the group, the politic community, obtains advantages in evolutionary terms from political individual or collective malicious acts in the open or undercover competition for hierarchy, and from the stratification in ranks of relevance and social recognition as well as from stability in power practice. Because in an individual society with highly territorial and competitive members like primate species, where harmony and stability in political community are the key for preserving the individual and collective interests, the hierarchy clarification and its implication in the structure of the social-political power becomes indispensable.
4.3 The social functionality performed by the instinct of domination culminated in an alpha male culturally resulted in the leader figure. Since the individual superiority in highly social groups is insufficient because the critical weight of the group can revert it in every moment, the division and comprehensive power mechanisms are intrinsic to themselves. And within the political community where rivalry for power is constant and are necessary the political strategies of coalition, its individual are finally developing a sensibility to the power dynamic without which they could not survive. This sensibility and receptivity towards the hierarchy indicators contribute to articulate harmony of the political community, well, harmonic equilibrium depends on social order sufficiently identified and accepted. Hierarchic transparency avoids in this way the social violence derived from the necessity of constant reaffirmation of the power position practised through force, violence or intimidation by those who occupy it, well, status in hierarchy arises from conflict in the same way that hierarchic stability eludes it.
4.4 In political communities of intrinsically unstable hierarchic structure, power coalitions are counteracted through coalitions of anti-establishment movement, a dynamic through which compensatory mechanisms are developed tending asymptotically to equilibrium. If this equilibrium in power practice is not reached then the possibility of a despotic practice of power is increased. Individuals who are oppressed in the group by a power practised in such conditions of imbalance that are not rebalanced by no coalition can only raise the yoke that diminish their possibilities of surveillance with the coordination of their collective resistance. Therefore, the despotic practice of power is counteracted by a collective resistance and when the social environment is turned unbreathable unchains a revolutionary outbreak that overthrows the pre-established hierarchy. When those who do not hold the official hierarchic power count on the restraint power for demanding the hierarch not to exceed a certain red line of despotism, as well as count on the coercive power for penalising him or even deposing him, we are facing a social structure of which compensatory mechanisms of power enable egalitarianism through a law of laws or Constitution.
4.5 The continuous succession of belligerency for the triumph of the individual or allied strategy in hierarchic equilibrium is a constant in human and no human primates, precisely for having been an object of the natural selection for living in a constant rivalry for the rank. When there is a struggle against the practice of power from a superior rank in a despotic way, social egalitarianism is achieved based on developed and coordinated strategies by the subordinates with the expressive purpose to the unification and preservation of their class interests. If we add to this the evolutionary continuations observed to our direct ancestors in notions and experiences of people and public space, it can be confirmed that democracy presupposes the triumph of an egalitarian conception that politically institutionalises both social behavours that are more outstanding between primates: the instinct for dominating the other and the imperious necessity of regulating the practice of power and guarantee the universal access to the distribution of resources through collective strategies of restriction.
4.6 Something very similar takes place with the arising of the justice notion and its posterior state institutionalisation in the development of an independent legal power. The valuation of the importance and the social function of a control role practised by a dominant male and its cultural transmission favoured the impartiality notion, in the sense of a selfness positioning in the heteronomous resolution of other’s conflicts. Once the role of control of own preferences is dissociated, raises the political function of an impartial arbitrator who in turn contributes to pass from a personalised power and despotic one to a leadership. This impartiality, together to the egalitarian notion already mentioned, constitute both pre-requirements for developing the idea of justice. On the other hand, dissociation of the figures of male alpha and arbitrator, together with the persistence of the functionality of the heteronomous arbitration, selfness and impartial in the resolution of social conflicts, explain in terms of social-historic necessity the cultural appearance of the administration of the institutionalised justice. Furthermore, this dissociation between the roles of alpha and arbitrage reveals the necessity of limiting the absolute power, of distributing power and of counterbalancing it through opposition; conducive dynamic ultimately to the separation of modern and complex societies between the executive, legislative and judicial powers.
4.7 The study of the revolutionary continuation between the social conduct of no human primates and our permits elucidate the historic genesis and social function of the penal mechanisms underlying in implicit coercivity in Law. Among them we would highlight: the punitive reprisal of other’s harmful acts; the development of a general system of vengeance applied for punishing infractions of the social conduct code; the application of a repertoire of answers like prise-punishment destined to orient the social reciprocate of exchanges; the moralist aggression destined to penalise defrauding of the social conduct expectations of reciprocal equity exigible to any agent of the exchanges; for establishing limitation and subjugation to obligatory mutual norms of altruism in the social traffic of social resources and services; the sense of social regularity or combination of expectations related to the received treatment and to how resources should be shared, in such a way that when they are defrauded in someone’s detriment there is a negative reaction unleashed consistent of an answer of protest or punishment; the importance of this sense already mentioned of the social regularity for the development of urgency, maybe the first contract of generalised use in the history of evolution and probably a motor of pactum associationis and the social division of work; etc. A consequence of all previous, the ius iustitiae would historically appear on the moment of the necessity of eluding the dynamic of social feedback derived from the autonomous administration of conflicts between individuals and its resolution based on the proportional retribution of the damage through a socially recognised system of private vengeance based on the moral assault.
4.8 Due to all considerations indicated in previous paragraphs, this investigation appreciate a much dose of evolutionary continuity between individual and social conduct of our primate ancestors and some of our todays indispensable concepts for forming the constitutional state philosophically-legally, like justice, penalty, law, constitution o democracy. The traceability of this continuity, based on coincidences in conducts such as cooperation, reciprocity, altruism, gratitude, expectation, indignation, punishment, etc., and based on complex framework of social relations and inertia derived from them, would remount to a phase of humanisation much previous to the development of oral and written linguistic competence necessary for articulating Ethics and Law.
4.9 For recapitulating the coincidences between constitutional state of law or constitutional democracy and political organisation in societies of no human primates, always mutatis mutandis and bridging the gap in complexity between both types of societies, we re-elaborate the extract of conclusions indicated in the last part of the fifth unit.
1. Separation of powers and division of power. The notion of separation of powers was matched to dissociation, in different individuals, between alpha’s role and arbitrage’s function, produced by the social-historical necessity of limiting and equilibrating power by generating mechanisms of counter-powers. Moreover, we indicated signs of division of power in sharing alpha’s role between two different individuals.
2. Conditions of democraticness of a constitution
A) Formal
A.1) We pointed indications of a dynamic of representativity in social acceptance previous of the arbitrage’s function or control, both if it is practised by a male alpha or by a different individual. Representativity acceptance based on a major compliance of arbitrage power and/or alpha who in turn was compared to the principle of effectiveness practised in Public International Law for justifying the recognition of sovereign power practiced by States.
A2) We confirmed the existence, within the political communities integrated by no human primates, of collective conducts of expression of a joint opinion capable of ordering and reordering power practice, compared to vote.
B) Material or substantial
We pointed how biunivocality and co-implication between peace and vital rights, underlying the model of constitutional democracy of the axiomatic-legal guarantees, fulfill basically the same role as in no human primates. And we support this confirmation in four conducts observed between no human primates, whose aim consists of preserving or reestablishing social peace for guaranteeing the common good, that is, the collective interest for preserving an access to resources relatively equitable and the exchange of those according to a certain sense of social regularity:
1. The individual and collective interest in clarifying and establishing hierarchy.
2. The practice of control role or arbitrage by alpha males.
3. Direct reconciliation and triadic reconciliation or by powers.
4. Mediation realised by a third for resolving other’s conflicts.
Those conducts demonstrate how peace constitutes a historical-prelegal and pre-state social necessity indispensable for surveillance and political coexistence of intensely social species, territorial and hierarchically organised. The preservation of this social peace accomplishes in political communities of no human primates —organised de facto around alpha’s role, arbitrage role and individual and parental strategies of alliance, co-alliance, equilibrium and imbalance— a such crucial role as can accomplish it in political communities of human primates organised de iure in a constitutional democracy.
3. The principle of effectiveness and custom. We pointed out certain concomitances between both models political-organisational based on the principle of effectiveness operational in custom as a source of normative production. The principle of effectiveness, in case of no human primate political organisation, deduced by the success in reiterated o general acceptance, or by the majority, that brought nature to select evolutionarily the male alpha figure, thanks to the adaptive advantages proportioned by effective compliance of the role of control or arbitrage. By that can be confirmed that custom and its effectiveness of the legal Guaranteeism theory both as they produced them in human societies of Neolithic and as they produced them and they still produce them in no human primate societies.
FIFTH
5.1 The study of the implications in territoriality in social and hierarchic species permits to establish correlations between the territorial character mentioned and the role performed for the territoriality principle in the appearance of modern State and the establishment of the effective effectiveness in legal system.
5.2 Human and no human primates, as well as other animal species more evolutionarily distant, we share conducts of murderous raids, border patrolling, xenophobe and war. The intense territorial character of the species of the human and no human primates leads to a systematic implementation of collective conducts of border patrolling through which resources linked to territory are preserved. At the same time, leads to the development of feelings and xenophobe attitudes towards members of different communities, in particular if they live in adjoining territories. The combination of those conducts of border patrolling and xenophobe derive in episodes of murderous raid, intermittent guerrillas and, ultimately, in open war without restrictions in order to annihilate the opposite group.
5.3 In warlike conducts and situations, the principal difference between human and no human primates resides in the military organisation, well, the only species different from homo sapiens sapiens with a device of army is ant (Formicidae). On the other hand, there are many and decisive similitudes, well the mentioned actions of raid, guerrilla or war, and in especially their results of territory appropriation and resources of the looser side, coincide with the called right of conquest practised by the conqueror of a territory taken by the military force, which de facto has been practised during the whole history of humanity and de iure was the principle of the ius gentium till thirty years after the Second World War, when assault crime was categorised, prohibited and penalised by the Organisation of United Nations in 1974. There is also another key coincidence between wars of human and chimpanzees: decategorisation of enemy as a member of own specie, dehumanisation or dechimpanzeeation, respectively. All what is previously mentioned suggest to reconsider the previous hypothesis about the origin of war and xenophobe between human beings, precisely both principle conducts the dissemination of which lead historically to the necessity of developing a legal philosophy about human rights. According to the perspective of scientific jusnaturalism, the human right institution would appear because of the social-historical necessity of an effective response of ius gentium against the auto-destructive dynamic derived from conducts of xenophobia and genocide war, shared by Homo sapiens sapiens with no human primates, and implemented without limits with human ultra-modern technology.
5.4 According to scientific jusnaturalism perspective, Law, understood as a substitute of the use of power and the law of the strongest, it is not converted in an authentic and definitive evolutionary acquisition until the territorial space and the universe of the discourse of the addressees is not, respectively, the Earth planet and Homo sapiens species. The regulation of living together by a system of rules different from the law of the strongest and inclusive of an expressed war prohibition, once is reliably effective in the territorial space where State sovereign extends, can be considered a victory or a national advance, but yet it does not result in a conquest extendible to all species. Regarding regulatory normativity of political community and on historical-evolutionary point of view, the true discontinuity between the human and the rest of primates comes outlined by the development of Law, understood as a prohibition of war and proscription of the law of the strongest between members of the same species. While the organisation of the social-political system of living together in global order includes or does not expressly pursue conducts as war, xenophobe and genocide, on the point of view of compared Ethology we would not be so distinguishable from other animal species. Only when the law of the strongest is deactivated by an agreed system of rules where Grundnorm consists of the war prohibition between addressees, and the combination of them is constituted by the totality of human species, we can talk about a norma mundi or ius publicum eseciei a result of cultural selection and capable of establishing a true discontinuity overcome with respect to conducts like war, xenophobe and genocide, as a result of natural selection in sapiens as in other animals.
5.5 Without this, without a norma mundi instituted by this Grundnorm that prohibits war between all members of species, without an authentic ius publicum especiei ruled and established for its protection by primary and secondary guarantees, legal philosophies of ius ad bellum, of totalitarian power will or by unlimited decisionism as legal state authority will continue to be mystifiant ideologies that mask the continuation of our bestiality by other means. A legal cosmopolitan set of laws of the type norma mundi and based on Grundnorm for the war prohibition implicates territorial universality of legality principle, circumstance incompatible to a tribe-State of absolute national sovereign. For that, legal cosmopolitanism would require to think of dissolving the tribal or national specific identity, in order to pass from the national sovereign notion to notion of the sovereign of human species, unique coherent approach with the overcome of territorial particularism proper of the principle of legality circumscribed to the field of national State and its course to territorial universalism proper of the principle of legality extended to cosmopolitan field. Prohibition of War and of the empire of the law of the strongest as Grundnorm of international law causes the dissolution of all tribes in one, the human species, phase through which territorial universalism of the legality principle supranationally coincides with the universality of subject attributive to legitimacy of the legal acts emanated by the practice of sovereign.
5.6 The new paradigm of International Law emerged after the Second World War with the Letter of United Nations and culminated at the end of the century or the beginning of the millennium with the establishment of the International Criminal Court has been seen affected by the technological globalisation process and the actual economy, well, has generated a strong dismantling in the effectiveness of Public Law in the international field, and a serious crisis of the law state and of constitutional democracy in the internal field of State-nation. This crisis affects with different causes and phenomenology the calls from legal Guaranteeism four dimensions of the constitutional democracy: political, civil, liberal and social. The analysis done based on an evolutionist epistemology could throw some light to the understanding and resolution of problems derived by this tetradimensional crisis, alerting of the implicated setbacks and of the threatening dangers. The common denominator to all of them, since it supposes impoverishment or invalidation of human rights, is regression towards to our no human animality.
5.6.1 Political dimension. Due to inherency of the underlying principles in the conditions of democraticness affected by the political crisis of the constitutional democracy —especially the ones of representation, separation of powers and division of power—, with respect to communitarian normativity proper of human and no human primates’ sociability; this crises element could result in the partial emptying of context or in potentiality of materiales conditions of democraticness, and in particular of co-implication between peace and vital rights. The setback in the implementation of legal cosmopolitanism, of a norma mundi efficient for prohibiting war, for eluding the empire of the law of the strongest and guaranteeing social peace, brings with a setback in the guarantee of human rights, and with it the continuation of our worse animality through other means.
5.6.2 Dimension civil. The substitution of prohibition of war and the empire of the law of the strongest like Grundnorm by a lex mercatoria throws a double evidence in regression towards our no human animality. First, a lex mercatoria deregulated constitutes precisely the form of exchange and the commercial dynamic of living together characteristic in societies of no human primates, communities of which frequently function like authentic markets of exchange of any type of services; but markets where it does not exist any rule apart from the law of the strongest nor the idea of unmerchantable, therefore anything can be object of merchandise. Second, lex mercatoria, since it supposes uprising of war prohibition in worldwide order and restoration of the law of the strongest, gives back to sapiens species the gladiatorial and warmongering conducts characteristics of no human animal species, and with it reduces our ratio of humanity as well as increases our bestiality.
5.6.3 Liberal dimension. Its crisis is principally demonstrated in two big groups of systematic violations of liberty rights: crimes against humanity and state terrorism of penal type. When both suppose suspension or abolition of formal and material conditions of democraticness of the state of constitutional law —legality principle, penal and procedural guarantees, arbitrariness interdiction of public powers, etc.— and that in its turn supposes for the State the loss of its condition of legally constitutional, then disappears the distinctive cultural factor of sapiens in its organisational model of political sociability with respect to other no human animal species, well they are reviving conducts which we share with them, and specially genocide, racism, xenophobe and war.
5.6.4 Social dimension. Globalisation impact in it could be summarised in the progressive increase of inequality between poor and rich classes, and especially between rich and poor countries. This progressive inequality supposes abolition de facto of the International Covenant of Economic, Social and Cultural Rights on the 16th of December 1966, which confirms the recent aforesaid abolition of the war prohibition and of the law of the strongest as Grundnorm, and its substitution by a lex mercatoria deregulated, global and prime mover of an uncontrolled model of development based on short-term benefit and financial speculation that provokes misery and death of millions of human beings. In this way, economic racism and policy of death towards inferior ethnic economy would be the two immediate effects of lex mercatoria imposed by neoli-beralism as Grundnorm of global order. Neo-racism and policies of exclusion and death feed back one another, as well as global lex mercatoria and human rights are excluded, well, the marginalisation of the deprived constitutes the effect of suppressing or violating the vital rights as they were accorded by the cited Covenant in 1966. This double proportional relation, direct between neo-racism and policies of exclusion and death and inverse between global lex mercatoria and human rights, demonstrates again the co-implication between fundamental rights and equality, between guarantees of rights and constitutional democracy and between universalism of human rights and the perception of the other as equal.
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