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La profesora Carmen Aranegui ha sido un referente en nuestra formación investigadora. La relación académica, que se enmaraña con la amistad personal, nos ha llevado a aprender, primero, de su docencia y, luego, en diversos proyectos de investigación de campo: desde Sagunt, con la excavación del Grau Vell junto al Mediterráneo, hasta Lixus, en la ribera atlántica de Marruecos. De ella hemos aprendido que la arqueología es parte de la historia, y que se recorre desde el detalle que revela el dato o el objeto hasta llegar a lo universal; que la clasificación debe siempre acompañarse de una interpretación histórica; todo desde la perspectiva amplísima de quien ha abierto caminos. Admiramos su interés por estar actualizada de las renovaciones en metodología y teoría, por aprender de todo lo nuevo que pudiera tener valor -nos consta personalmente- y por ofrecer generosamente su saber. Por ello, nos preciamos de nuestros años de colaboración transitando por situaciones coloniales (Aranegui et al. 2011), explorando la identidad de los iberos en plural (Aranegui y Vives-Ferrándiz 2006), los contactos culturales (Aranegui y Vives-Ferrándiz 2014; e.p.) o las relaciones entre el género y el poder (López-Bertran y Aranegui 2011).
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