El poder coercitivo del Estado en la supervisión y disciplina de las empresas alcanza uno de sus máximos exponentes en el caso de los bancos, sujetos a una regulación prudencial específica, de dimensión desconocida en otros sectores. La especial naturaleza de estas empresas bien podría considerarse una explicación de este resultado si bien, este elevado control de los bancos también puede ser realizado por el mercado, entendiendo como tal al conjunto de agentes privados que ejercen una supervisión y disciplina de la entidad, incluido el propio sector que puede autoregularse. La posible coincidencia mercado-regulador en sus objetivos de supervisión, así como en los instrumentos de actuación de los que disponen plantea un profundo debate en torno a la necesidad de la regulación bancaria, dejando abierta la posibilidad de que ésta sea sustituida por una mayor disciplina del mercado. Centrando nuestro estudio en esta cuestión y después de comparar las ventajas e inconvenientes de un sistema de supervisión bancario público frente a uno privado, concluimos que una actuación combinada disciplina del mercado-regulación puede garantizar no sólo un funcionamiento más eficiente de los mercados sino también una mayor estabilidad del sistema financiero.