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RESUMEN
Todos los seres vivos como condición natural tienen un instinto de supervivencia que les obliga a preservar la especie. Ya desde que el hombre es consciente de su evolución ha intentado prolongar su vida e incluso inmortalizarla. Una vez desechado el sueño de la inmortalidad, el hombre se ha centrado en el objetivo de incrementar su supervivencia con mejores condiciones físicas y mentales. Los hábitos saludables, la adecuada nutrición, la higiene, el diagnóstico precoz de enfermedades y el avance en los tratamientos de enfermedades, han logrado en los últimos 100 años, duplicar la expectativa de vida de la especie. De este modo la longevidad o supervivencia de la especie humana ha conseguido una mejora espectacular en la vida media aunque no en la vida máxima, La supervivencia es un parámetro específico de cada especie, en el que claramente existe una implicación genética que explicaría las diferentes tasas de supervivencia entre las especies. La longevidad de las especies viene determinada por su longevidad media y máxima. La longevidad máxima corresponde a la edad del individuo más longevo de la especie y la media corresponde a un dato estadístico en el cual el 50 % de la población sigue aún viva. Existen factores intrínsecos y extrínsecos que pueden afectar a las diferentes longevidades entre individuos. De este modo los factores extrínsecos afectarían principalmente a la vida media, por ejemplo un hábito de vida saludable está correlacionado con una mayor probabilidad de supervivencia. Existen numerosos datos estadísticos que muestran diferencias de longevidades entre países, hecho que se puede atribuir a los diferentes hábitos de vida. Respecto a la vida máxima de las especies, son los factores intrínsecos los que mas implicados están, de modo que el material genético es el que determinaría las diferentes longevidades (figura 5.2). En los estudios de modificaciones genéticas relacionadas con la longevidad, cabe destacar la creación de una mosca transgénica que sobreexpresa dos enzimas antioxidantes, la catalasa y la superóxido dismutasa (Orr and Sohal, 1994). Estas moscas presentan un incremento tanto en la vida media como en la máxima respecto de sus controles, este hecho demuestra en parte la teoría del estrés oxidativo y la longevidad, ya que individuos que presentan una mayor defensa frente al estrés oxidativo son significativamente más longevos. Además a lo largo de estos años se han identificado en Drosophila otros genes que al ser sobreexpresados o silenciados modifican la longevidad de la especie.
Esta tesis trata de mostrar como podemos modificar genes que están directamente relacionados con la longevidad, simplemente cambiando nuestros hábitos alimenticios. De este modo, podemos cuidar nuestro envejecimiento comiendo sano hoy para encontrarnos mejor mañana.
__________________________________________________________________________________________________Females live longer than males in many mammalian species, including humans. This natural phenomenon can be explained on the basis of the mitochondrial theory of aging. Mitochondria are a major source of free radicals in cells. Mitochondria from female rats generate half the amount of hydrogen peroxide than those of males and have higher levels of mitochondrial reduced glutathione. The latter is due to females behaving as double transgenic in over-expressing antioxidant enzymes. Estrogens bind to the estrogen receptors and subsequently activate the mitogen activated protein (MAP) kinase and nuclear factor kappa B (NFkappaB) signalling pathways, resulting in an up-regulation of antioxidant enzymes. Moreover, the 16S rRNA expression, which decreases significantly with aging, is four times higher in mitochondria from females than in those from males of the same chronological age. On the contrary, the oxidative damage of mitochondrial DNA is fourfold higher in males than in females. Ovariectomy abolishes the gender differences between males and females and estrogen replacement rescues the effect of ovariectomy. The challenge for the future is to find molecules that have the beneficial effects of estradiol, but without its feminizing effects. Phytoestrogens or phytoestrogen-related molecules may be good candidates to meet this
challenge.
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