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Michel de Montaigne ha sido considerado, desde la interpretación de Popkin,
como el principal difusor del escepticismo clásico en el Renacimiento. El redescubrimiento
del escepticismo a fines del siglo XVI habría coincidido con la ruptura
protestante, por ello la cruz y la duda habrían formado pareja contra la amenaza de
la Reforma y uno de los más insignes representantes de tal estrategia habría sido
Montaigne entendido como pirrónico y católico.
El expediente al que recurren la mayor parte de los historiadores de las ideas
para explicar tal conjunción de incredulidad escéptica y de fe seria el de “fideísmo
escéptico”, sin embargo, tal y como vienen mostrando recientes estudios, tales
interpretaciones podrían requerir una amplia revisión. Para ello, nosotros, analizando
la noción de fideísmo, así como las corrientes vinculadas a ésta de la teología
negativa y el nominalismo en Michel de Montaigne, trataremos de mostrar el carácter
no definitivo de muchos de los “tópicos” habitualmente manejados en las interpretaciones
actuales más extendidas del escepticismo del autor francés.
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