Aventurarse a conocer algunos de los asuntos que envuelven la cotidianeidad de los menores en situación de calle, implica tratar de comprender complejos procesos sociales y estructurales que llevan a estos niños y niñas a convertir a la calle y a otros espacios públicos en su lugar de residencia, así como los motivos que tienen para permanecer en ella. El consumo de drogas en esta población, particularmente en aquella que no mantiene o carece de vínculos familiares, se convierte en una actividad casi generalizada y, dada la situación extraordinaria en que se encuentran, su atención requiere de intervenciones muy específicas e instrumentadas desde posiciones muy sensibilizadas hacia la necesidades afectivas y materiales más inmediatas de estos menores.Este artículo trata de trasmitir uno de los muchos panoramas que puede ser posible de construir sobre este tema desde los referentes conceptuales de las ciencias sociales.