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El escrito realiza una lectura crítica de un Informe sobre el cannabis, con un plan contra su uso, que se presentó en la página web del Plan Nacional Sobre Drogas en Abril de 2004.A propósito del Informe, el autor cuestiona varias supuestos del mismo, y que también están presente en la política actual contra el uso y venta de drogas ilícitas. Se afirma que los usuarios están hoy sometidos a una persecución de índole legal y a una presentación del uso y del consumidor prejuiciada. Se indica que el espacio social del consumidor se ve reducido, respecto a otros ciudadanos, con leyes como las actuales y las propuestas por el Informe, y por la propaganda antidroga que muestra al usuario como ciudadano incapaz. También observa como los programas antidroga razonan sobre la tesis de que más salud pública y seguridad ciudadana significa más intolerancia del uso de drogas, y se opone a valores como la libertad y la política democrática. Se analiza también el modelo de sociedad implícito de estos programas antidroga, en la cual las personas con autocuidados definidos como inadecuados pueden ser objeto de persecución y castigo. El autor defiende le necesidad de cambiar la forma de mirar el fenómeno del uso de las sustancias y a sus usuarios, y que se debe aspirar a una situación donde la división social entre usuarios y abstinentes sea socialmente obsoleta.
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