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El consumo de alcohol está establecido culturalmente, arraigado en nuestras conductas o hábitos diarios de bebida y por ello, influyendo directamente en la salud de los ciudadanos de nuestro país y en concreto, determinando la salud de nuestros jóvenes. La situación del alcohol respecto a la prevención es difícil, con programas genéricos, sin la participación de las madres y padres, con el consumo de bebidas alcohólicas establecido en muchos hogares, con la tiranía de la publicidad y la falta de programa claro de actuación desde las distintas administraciones; la solución, desafortunadamente, está muy alejada de nuestra realidad a corto plazo. Se apuntan algunas reflexiones sobre la necesidad de proteger a los menores, de prevenir e intervenir, en general, sobre el consumo de las bebidas alcohólicas. Se describen los mecanismos por los que las bebidas alcohólicas se trasmiten de generación en generación en nuestra sociedad. Y finalmente se plantea promover estrategias sobre el manejo del estado anímico dirigidas sobre todo a los jóvenes.
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