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La circulación, por medios diversos, de conflictos judiciales, particularmente relativos a crímenes familiares, contribuyó en la España de finales del Antiguo Régimen, como en otros países europeos, a la conformación de una opinión pública. Las apelaciones a ésta, frecuentes en tales relatos, como un tribunal legítimo y superior para juzgar las causas difundidas, así como las referencias a la estrecha conexión entre orden doméstico y felicidad pública, subrayan su importancia como textos portadores de un contenido político. Este artículo centra su análisis en un célebre caso: el asesinato de Francisco del Castillo en 1797, en el que intervino como fiscal Meléndez Valdés. Los escritos y rumores relativos al crimen y al proceso judicial, así como sus reelaboraciones posteriores hasta finales del XIX, muestran ese creciente proceso de interrelación entre opinión pública, causas criminales y literatura, y revelan los esfuerzos de diferenciación social entre distintos"públicos" a los que se atribuía una desigual legitimidad moral.
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