El estudio de la correspondencia mantenida entre dos artistas como Mariano Benlliure y Joaquín Sorolla permite aclarar y completar, e incluso modificar, algunas de las conclusiones aceptadas tradicionalmente sobre la actividad de ambos, así como a ampliar el conocimiento de ciertos aspectos que afectaban al "devenir" del Arte Valenciano. El carácter íntimo de las cartas nos abre un campo de información íntimo y sincero que nos presenta la verdadera personalidad de los artistas. Por ello, al conjunto de estudios documentales que constituyen la base fundamental para el conocimiento de ambos artistas valencianos, añado el análisis de las cartas escritas por Mariano Benlliure a Joaquín Sorolla entre 1897 y 1920 y que forman parte de los fondos documentales inéditos de la Casa-Museo Sorolla en Madrid. Constituyen un lote de 62 cartas en las que podemos percibir, por encima de todo y en todas ellas, el afecto fraternal que se profesaban ffundamentado en su acendrado orgullo de ser "valencianos" incluyendo aquí no sólo un sentido de simple "paisanaje" sino sobre todo manifestando una reconocida raigambre artística con la que se sienten comprometidos y por la que emprenden con gran ilusión un proyecto que nace como un sueño: la creación de un Palacio Permanente de Bellas Artes en Valencia. El impulso inicial, nacido en el seno de una Asociación de Artistas Valencianos que se mantiene a lo largo de dos décadas sin respaldo institucional alguno, nos hace replantear de nuevo el concepto de "escuela" desde el punto de vista sentimental de sus miembros entre los que se encuentran los dos citados artistas que, aunque viviendo y trabajando en Madrid y en el extranjero, se esfuerzan denodadamente por dignificar la profesión y el reconocimiento del Arte Valenciano. Se les ha criticado su anclaje en Madrid lo cual no se mantiene conociendo las circunstancias socio-económicas que rodean la profesión artística a fines del siglo XIX. Pero precisamente su situación de