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La reforma liberal fijó y definió las competencias de los grados universitarios. La licenciatura, a imitación del modelo francés, facultaba para el ejercicio profesional y el doctorado preparaba profesores para la enseñanza superior. Los estudios de doctorado consistían en cursar unas materias de ampliación y preparar un discurso. A su vez, este grado quedó centralizado en la Universidad Complutense y gestionado por los catedráticos de doctorado. Con las reformas regeneracionistas de 1900, que pretendían promover la investigación en España y en la universidad, se sustituyó el discurso por un trabajo de investigación práctica o sobre un tema doctrinal que formase al alumno como investigador. Entonces se evidenció que la centralización frenaba el desarrollo de estos trabajos y, a propuesta de institucionistas y otros sectores, se planteó en diversas ocasiones (1919, 1928, 1932) su descentralización, es decir: que pudiese dirigir tesis cualquier catedrático (no sólo los de doctorado) y hacerse en cualquier universidad (no sólo en Madrid). El artículo detalla este proceso que concluyó en las reformas de Ruiz-Giménez de 1954. Desde entonces las tesis doctorales aumentaron y su cualidad pudo desarrollarse como hasta entonces no fue posible. (A)
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