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El primer reinado de Felipe V en Valencia, desarrollado entre los años 1701-1705, y enmarcado por las circunstancias de una guerra de sucesión que comienza en Europa y se aproxima cada vez más a la península, presenta una problemática propia. Las disposiciones que se adopten, sin incluir aquí las estrictamente militares, deben respetar el marco foral y además, responder a los intereses de la monarquía respecto al conflicto. Intereses que quedan bien claros desde el comienzo de las hostilidades: prohibición de comerciar con los países enemigos y represión de sus ciudadanos. Articular una política que armonice legalidad, satisfacción de demanda de productos básicos, intereses comerciales de los valencianos, sus gremios y sus instituciones y cumplimiento del real servicio, por citar sólo algunos de los que se encuentran en juego, resultará un imposible. Perjudicando en cada decisión alguno de los intereses en liza, la práctica de una política diseñada desde Madrid y supervisada por el virrey, apenas conseguirá otro propósito que favorecer la llegada del archiduque Carlos al trono valenciano. (A)
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