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Este artículo propone algunas reflexiones sobre la dimensión lingüística del conocimiento científico, a partir de la lectura del estimulante ensayo de Lucio Russo “La rivoluzione dimenticata”, casi desconocido en España no obstante su ya largo recorrido editorial y las recensiones en varios países, tanto en revistas de ciencia, e historia, como de filosofía y cultura clásica. La tesis que el ensayo plantea es que esa singularidad que conocemos como ciencia moderna no sucedió por primera vez en la historia con Copérnico, Galileo, Kepler o Newton en los siglos XVI y XVII, sino que se originó entre los siglos IV a II a.C., en Alejandría y otras ciudades orientales. El desarrollo científico y tecnológico helenístico, no siempre reconocido por la historiografía, es expuesto exhaustivamente por Russo, replanteando la visión de este periodo en su relación con la revolución científica, más similar al proceso de aparición y desarrollo del humanismo de lo que estamos acostumbrados a pensar. Pero el ensayo de Russo no se limita a aportar un exhaustivo estado de la cuestión sobre la ciencia, la tecnología y la cultura helenísticas sino que reconstruye pacientemente aspectos de la ciencia helenística ocultos detrás de redacciones corrompidas por la compleja tradición textual, con una solidez argumentativa que se apoya en la lectura directa de textos literarios antiguos y modernos. Russo concede especial atención a las distorsiones sufridas por la ciencia helenística en su transmisión y, como reverso de la moneda, a la dificultad de reconstrucción de esas ideas a partir de las fuentes clásicas, en un esfuerzo de apropiación que contribuye decisivamente a configurar una identidad de fondo entre "antiguos" y "modernos". El alcance de la operación de Russo se entiende mejor con algunos ejemplos que también nos permitirán referirnos a un aspecto central de la revolución científica de la época moderna: los movimientos de la Tierra y los planetas en un sistema heliocéntrico.
Bajo esta perspectiva, el conocimiento científico se atisba más frágil de lo que el deslumbrante progreso tecnológico deja suponer, y se plantea de forma acuciante el problema de la responsabilidad de educadores y divulgadores.This article offers some reflections on the linguistic dimension of scientific knowledge, starting from the reading of the stimulating essay by Lucio Russo, “The forgotten revolution”, almost unknown in Spain despite its long editorial and reviews path in several countries, in journals on science and history, as well as
philosophy or classical culture. The central argument proposed in Russo’s essay is that that singularity we call modern science did not happen for the first time in history with Copernicus, Galileo, Kepler and Newton in the sixteenth and seventeenth centuries, but originated between the IVth amd IIth century BC, in Alexandria and other eastern cities. The Hellenistic scientific and technological development, not always recognized by historiography, is outlined in detail by Russo, reframing the vision of this period in its relationship with the scientific revolution, a process more similar to the onset and development of humanism than we are used to think. Russo pays special attention to the distortions suffered by Hellenistic science in its transmission and, as another side of the coin, the difficulty of reconstructing those ideas starting from classical sources, in an appropriation effort that contributes decisively to shaping an identity of substance between the "ancient" and the "modern". Under this perspective, scientific knowledge appears more fragile than the dazzling technological progress leaves us to assume, and poses the problem of the pressing responsibility of educators and science popularizers.
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