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La crisis global exige profundas mutaciones en todos los subsistemas de la sociedad, y
requiere de nuevas conceptualizaciones, mapas conceptuales y transiciones técnicas en
el ámbito de la intervención social. A partir de las convulsiones del Estado de Bienestar,
de las reducciones presupuestarias, del aumento de las demandas en situación de
emergencia, de las exigencias de la cultura actual del derecho y de los procesos de
mundialización, se recrea el lugar de la acción social: como atención a las privaciones,
despliegue de las capacidades y fomento de la acción conjunta. Asimismo, se necesita
abrir la acción social a distintos actores: al Estado con sus administraciones, al mercado
con sus instituciones, a los profesionales con sus saberes expertos, a la sociedad
civil con sus organizaciones sociales. La actual crisis obliga a recrear la gestión del
tiempo en la intervención social, en la medida que solicita su presencia en situaciones
de grave emergencia y en procesos sociales. La actual crisis cuestiona la organización
por sectores, que se construyó sobre la desconexión y la auto-referencialidad, para
explorar nuevas formas de implicación y organización en red. Finalmente, se recrea el
tipo de relación que no se somete ni a la lógica del beneficio, propia del mercado, ni a la
asignación por autoridad, propia del Estado; el paradigma de la comunicación permite
explorar nuevas relaciones en el interior de los servicios sociales.The global crisis is demanding in-depth changes in all society's sub-systems, and requires
new conceptions, conceptual maps and technical transitions in the field of social intervention.
Since all the convulsions in the Welfare State, budget reductions, the increase in
demands in an emergency situation, the demands of today's rights culture and globalisation
processes, the place of social action is being recreated: as care for deprivation, deployment
of capabilities and promotion of joint action. Social action also needs to be opened up to
different agents: to the State with its administrations, to the market with its institutions, to
professionals with their expert fields of know-how, to civil society with its social organisations.
The present crisis is forcing us to adopt a new approach to the management of time in
social intervention, insofar as its presence is required in serious emergency situations and
in social processes. The present crisis questions organisation by sectors, built up on disconnection
and self-referentiality, in order to explore new forms of involvement and network
organisation. Finally, there is a recreation of the type of relationship which submits neither
to the logic of profit proper to the market nor to the assignation by authority proper to the
State; the paradigm of communication is enabling new relations within social services to be
explored.
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