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Por todas las razones expuestas aquí, juzgamos que si
para el estudio del cine realizado bajo estas condiciones las
referencias a la pintura, la literatura, el teatro o a la
sensibilidad expresionista en general, no han de serle
negadas, no cabe duda de que constituye un craso error
darlas por asentadas y establecer una continuidad directa y
natural entre el pasado expresionista y el cine nacido en
1918-1919. A partir de aquí y aclarado esto, no puede
dudarse de que, al igual que la sensibilidad expresionista
era una herencia de época en alza incluso, pese a
encontrarse algo descafeinada a principios de los años
veinte, idénticamente el cine alemán se inspiraría y, sobre
todo, divulgaría hasta 1923 ó 1924 algunos restos
expresionistas bajo la forma de decorados de films, rasgos
de interpretación de los actores, fuentes demoníacas (que el
mismo expresionismo había recogido del romanticismo) y
otros muchos elementos a los que es forzoso hacer referencia. Pero de ahí a dar por hecha la existencia de un
cine "expresionista" media un abismo tan grande como el
que colocan ante nuestros ojos los cuadros de Friedrich.
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