|
La pertinencia de la variable sexo en la investigación lingüística, nos lleva a reconocer cinco esferas de interés que, en resumen, podemos caracterizar así: 1) la que, desde posiciones extralingüísticas, sitúa el estudio en la lengua, considerando a la mujer objeto y sujeto del enunciado; se busca en el sistema de la lengua un elemento sexista y discriminatorio per se; 2) la que, desde la lingüística externa, se articula en torno al doblete chomskiano de competencia y actuación, en una zona que es previa a la distinción de enunciación y enunciado. El punto de partida para el análisis son los estereotipos; 3) la que, desde la lingüística externa, pasa de la competencia a la actuación, y de la lengua al habla. El estudio se sitúa aún en el enunciado, buscando en los datos verbales síntomas de otro tipo de actitudes; los componentes privilegiados por el análisis son, sobre todo, el léxico y el sintáctico; 4) la que, ya desde la lingüística interna, atiende al habla, buscando diferencias reales en la atuación; el análisis se centra en el sujeto de la enunciación; y 5) la que, asumiendo el desarrollo de la pragmática, busca en las diferencias tradicionalmente atribuidas a hombres y mujeres, dos tipos de estrategia comunicativa: la dialogal y la argumentativa.
|