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Desde hace aproximadamente dos décadas el viñedo valenciano ha experimentado notables cambios en aspectos fundamentales. El primero es la fuerte regresión superficial del cultivo, que se ha reducido de 175.000 has en 1977 a 100.000 en 1997, como consecuencia de la expansión de regadío (frutales, cítricos), el abandono de las tierras marginales poco rentables y, desde 1986, las primas para el abandono definitivo del viñedo. Esta regresión superficial no ha supuesto sin embargo una fuerte reducción de la producción de vino, que sólo se ha visto mermada en una sexta parte, gracias a las mejoras en las prácticas de cultivo, la selección de variedades y el abonado cada vez más intensivo. Los rendimientos por hectárea han aumentando en casi un 50%. En el campo de la comercialización los cambios apuntan hacia una mayor prsencia de los vinos embotellados, tanto en el mercado interior (todavía poco importante), como en el exterior, en donde se han logrado los mayores avances gracias al incremento de las exportaciones a nuevos clientes europeos (Dinamarca, Suecia, Finlandia...) de vinos tintos embotellados procedentes en su mayoría de la comarca de Requena-Utiel. El negocio de la exportación, monopolizado hasta hace poco por las cinco empresas conocidas como el "Lobby del Grao", se ha extendido, coincidiendo con el auge de los vinos embotellados, a otras empresas más estrechamente ligadas a la producción de uva, como son las cooperativas y algunas bodegas familiares.
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