La aplicación de la desamortización de Madoz a un patrimonio público costero condicionó su posterior evolución paisajística. En efecto, una ley de 1863 exceptuó el Prado y el Pinar del Mar de Castellón de la subasta y venta previstas y, a partir de entonces, la finca quedó inscrita en el Catálogo de los Montes Públicos. El trabajo -basado en el libro de actas del consistorio de Castellón de la Plana analiza la gestión del pinar costero y del prado pantanoso que mantuvo, en buena medida, los usos seculares. Este modelo de aprovechamiento entró en crisis cuando la ciudad de Castellón inició un ambicioso programa de apertura al mar, con la aprobación de las primeras obras del puerto (1882) y de la expansión del barrio marítimo (1892). En este contexto, el Ayuntamiento consiguió en i900 descatalogar el Prado y el Pinar del Mar. A partir de entonces, criterios productivistas e higienistas marcaron la gestión de la marina de Castellón.