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dc.contributor.author | Arroyo Ilera, Rafael | |
dc.date.accessioned | 2014-01-13T09:12:33Z | |
dc.date.available | 2014-01-13T09:12:33Z | |
dc.date.issued | 1961 | |
dc.identifier.citation | Rafael Arroyo Ilera. La sal en Aragón y Valencia durante el reinado de Jaime I. En: Saitabi: revista de la Facultat de Geografia i Història, ISSN 0210-9980, Nº. 11, 1961 , págs. 253-261 | es_ES |
dc.identifier.uri | http://hdl.handle.net/10550/32208 | |
dc.description.abstract | La sal es un producto muy abundante en las aguas del mar, pero también se puede hallar en masas sólidas en el seno de la tierra. Durante toda la Edad Media la dificultad en los transportes y el mal estado de los caminos hizo que el pescado salado adquiriese una importancia de primera mano, aparte de que el individuo medio se veía obligado durante todo el año a una serie de abstinencias por las que no podía comer carne. La sal, por lo tanto, era muy necesaria. También en la liturgia eclesiástica se exigía el uso de este producto. Con sal se purificaba al neófito. En el ritual mozárabe se empleaba la sal exorcizada para bendecir los lugares o casas al modo que se emplea el agua bendita en la liturgia romana. En el Liber Ordinum se afirma, «la sal se eche sobre el hábito religioso impuesto a la mujer que se consagra a Dios, en el tálamo de los futuros esposos y en el sepulcro donde se va a depositar al difunto». Y por último, en la consumición casera también se empleaba este producto en grandes cantidades, sobre todo teniendo en cuenta la atracción de los individuos de la Edad Media hacia toda clase de manjares fuertemente sazonados, cuando sus posibilidades no les daban para adquirir las especias extranjeras, principalmente la pimienta. | es_ES |
dc.language.iso | es | es_ES |
dc.title | La sal en Aragón y Valencia durante el reinado de Jaime I | es_ES |
dc.type | journal article | es_ES |