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La estela ha sido definida en alguna ocasión como '( ...) l'immagine della memoria' (Baldassarre, 1988, 114). Diversas culturas de la Antigiiedad han recumdo a este tipo de monumento para proyectar, más allá de la muerte, la memoria del pasado, a modo de señalizadores de tumbas mas o menos elaborados. Desde la propia etimología del término (Mansuelli, 1966,485), la estela es genéricamente conmemorativa. Representa la concreción de una serie de esquemas culturales que suponen un ideal trascendente de la vida terrena. La estela, efectivamente, se considera un símbolo funerario universal que ha adoptado fonnas y decoraciones diversas, asi como distintos grados de monumentalidad, según temtorios y cronologías. Desde su más remoto origen en Egipto y el Próximo Oriente antiguo, la estela es, como forma arquitectónica, de naturaleza originariamente funeraria. Su función inicial era asegurar al difunto la propiedad de su tumba y representar su entrada en el mundo del más allá. Como soporte de texto y figuraciones en algunos casos, las estelas ntaban 'ventajas' aiíadidas frente a otras tipologías funerarias dada su particular disposición y visibilidad.
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