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A mediados de los años 50 del siglo pasado, un truculento suceso protagonizado por una
familia de la aristocracia valenciana lograba una escandalosa notoriedad a través de las páginas
de El Caso, el popular periódico de crónica negra de la época. El cadáver de una mujer
(Margot Shelly) había sido profanado: enucleados los ojos, seccionada la lengua y amputada la mano derecha, que apareció en el interior de una lechera. El libro de Cándido Polo, fue galardonado con el Premio Juan Gil-Albert de Ensayo, dentro de los XXVI
premios literarios Ciutat de València y, acaso, su mejor virtud sea aproximarse a ese ideal descrito por el crítico alemán Marcel Reich-Ranicki (Los abogados de la literatura, 2006) cuando dice que el ensayo, a diferencia de los trabajos eruditos y demasiado conceptuales, es «esa otra forma que debería ser ingeniosa y absolutamente exigente, pero al mismo tiempo ligera y libre de rigidez y a la que está permitido el carácter fragmentario». Pues bien, ingenioso y exigente,ligero y sin envaramiento es este ensayo psicobiográfico, esta original incursión en la historia de las relaciones entre psiquiatría y justicia penal en tiempos de oscuridad.
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