Ilustres e ilustradas: mujeres pintoras (1768-1812) en la Academia de San Carlos de Valencia
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Pérez Martín, María Ángeles
Jerez Moliner, Felipe (dir.)
Departament de Història de l'Art
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Aquest document és un/a treball fi de màster, creat/da en: 2013
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En 1768 se funda en Valencia la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos. No se trataba de un hecho aislado sino que seguía una corriente europea, cuyo precedente en España fue la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Desde esos primeros momentos hubo mujeres que ingresaron como académicas en estas instituciones. En el caso valenciano fue Micaela Ferrer la primera mujer en ser nombrada académica en 1773. Hasta 1812 −fecha que por las circunstancias históricas marca el fin de la primera etapa de la academia−, fueron catorce las mujeres que formaron parte de la institución.
Según reflejan los inventarios, sus obras colgaron de las paredes de la sala de juntas de la Academia de San Carlos junto a las de artistas de renombre como Vicente López o Francisco de Goya. Sin embargo, de ellas solo sabemos su nombre y la fecha de su nombramiento. Como artistas no gozaron de las mismas oportunidades, su contacto con el mundo académico se limitó en muchos casos a la concesión del título ya que no pudieron acceder a las clases.
Sin embargo, sus nombramientos tuvieron la misma categoría académica que los varones, aunque en una época en la que todavía se debatía la posibilidad de que las mujeres trabajaran es difícil imaginar que pudieran tener cargos de responsabilidad. La mayoría de sus obras se ha perdido y su escasa presencia en las historias del arte, enciclopedias y manuales apenas aporta algún dato, salvo la clasificación genérica de «pintoras de afición», mientras se señala que fue su condición social o linaje lo que determinó su ingreso.
Esta investigación indaga sobre siete de estas mujeres pintoras en el mundo académico valenciano. Retomamos el espíritu positivista de los pioneros historiadores del siglo XIX para reunir la información y añadir los datos que, intencionadamente o no, por su mentalidad obvió aquella generación y la historiografía posterior no ha rescatado. Una época lejana en la que las mujeres aún no pintaban flores.
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