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Partiendo de la concepción walzeriana de justicia distributiva, esta tesis trata de analizar, mostrar y desarrollar la aplicación práctica que la idea de igualdad compleja puede tener en diferentes sociedades. Es por esto por lo que se analiza como ideal regulativo que nos permita juzgar hasta qué punto una sociedad es justa y de qué forma podríamos intentar ir progresivamente acercándonos a ese ideal con el objetivo de configurar sociedades más justas, libres, plurales e igualitarias.
El trabajo se divide en dos partes: la primera de tipo fundacional, necesaria para poder seguir avanzando en la consecución de los objetivos propuestos y concerniente a los fundamentos filosóficos del pensamiento walzeriano. En el primer capítulo se analizan las diversas formas de hacer y acceder a la filosofía moral. Para ello, se ve cómo Walzer identifica tres modos, formas o senderos de hacer filosofía moral: descubrimiento, ya sea religioso o filosófico; invención, bien como una novedad o bien partiendo de determinados contextos; por último, Walzer analiza el modo interpretativo de llegar a la filosofía moral y por el cual se decanta. En el segundo capítulo se analiza en qué consiste la crítica social, cómo se hace ésta y desde qué posiciones se efectúa, con especial atención a la interpretación. En el tercer capítulo, se afronta la relación entre maximalismo y minimalismo moral, aclarando la concepción de mínimos morales que Walzer defiende en claro disenso respecto a otras propuestas. Para este fin, se analiza cuál es la relación de los mínimos y los máximos morales con la práctica de la crítica social y en general con respecto a la moralidad.
Respecto a la segunda parte de la tesis, queda enmarcada en la filosofía política walzeriana y discurre próxima a los conceptos de justicia distributiva e igualdad compleja, conceptos a los que se dedica un capítulo a cada uno y que desembocan en propuestas prácticas en torno a la idea de igualdad compleja. Por esta razón, primeramente, se considera el concepto de justicia distributiva, partiendo del contexto interpretativo diseñado en la parte anterior. Se analiza cómo la justicia distributiva parte de contextos morales maximalistas en los que los significados sociales de los bienes distribuidos son densos y requieren de interpretación. Además se indaga en las características de la teoría de los bienes walzeriana y se examina la relación entre el arte de la diferenciación y el concepto de justicia distributiva. A su vez, se advierte cómo la concepción de justicia distributiva genera una serie de resultados entre los que destaca la igualdad compleja que no es sino el producto de la diferenciación que se produce al dilucidar e interpretar los significados sociales de los bienes distribuidos.
Una vez entendido el desarrollo de la idea de justicia distributiva en Walzer y de qué forma nace la igualdad compleja se pasa al quinto y último capítulo en el que se desarrolla la aplicación práctica del concepto walzeriano de igualdad compleja, con el objetivo de solventar algunos de los problemas de justicia que hoy están presentes en las diferentes sociedades y que en pleno siglo XXI se hacen más sangrantes.
En este sentido, se trata de vislumbrar cómo a través de la idea igualdad compleja se puede evaluar y liberar a las diversas sociedades de ciertos males endémicos que las corroen como son la corrupción, la dominación de unos sobre otros, la distribución de bienes conforme a criterios, en ocasiones, más que dudosos, etc. Además en este intento, se vincula la idea de igualdad compleja con algunas propuestas de carácter discursivo, como la encabezada por Adela Cortina acerca de la democracia comunicativa y considerada de enorme utilidad para los objetivos propuestos.
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