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El hígado es un órgano altamente diferenciado que
desempeña un papel esencial en el organismo al ser el
centro metabólico por excelencia, responsable de la
elaboración y distribución de nutrientes. El hepatocito
podría considerarse como célula diferenciada típica, dado
que es capaz de expresar gran número de funciones
altamente especializadas, cuya actividad se modifica
cualitativa y cuantitativamente in vivo en respuesta a
diferentes condiciones fisiológicas.
El importante potencial metabólico del hígado
incluye funciones que son características y se consideran
órgano-específicas como son; a) la síntesis y excreción
de proteínas plasmáticas, b) la producción y
almacenamiento de sustratos energéticos, que incluye la
síntesis de glucógeno, de glucosa y de lípidos, c) la
eliminación del amonio en forma de urea y d) la
biotransformación de sustancias con baja solubilidad,
potencialmente tóxicas, ya sean fisiológicas
<bilirrubina, esferoides) o xenobióticos, en sustancias
más hidrosolubles y fácilmente excretables. La mayor
parte de éstas funciones se localizan como hemos dicho en
el hepatocito <1), que representa alrededor del 65% de la
población celular total hepática.
El estudio de las características fisiológicas y
bioquímicas hepáticas así como de los factores implicados
en su expresión y regulación, constituye en la actualidad
una de las áreas más importantes de la investigación
bioquímica.
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