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La España peninsular presenta una variada tipología de inundaciones que, de algún modo, reflejan las características de su entorno morfoclimático. Normalmente los patrones de crecida más regulares pertenecen a las cuencas grandes de clima oceánico, mientras que la mayor torrencialidad la encontramos en la fachada mediterránea y en pequeñas cuencas de montaña. En este contexto y en relación con el riesgo, cobran especial importancia las cuencas generadoras de flash-flood o avenidas relámpago. Responden a esta tipología las ramblas mediterráneas de pequeño tamaño, grandes pendientes y circulación espasmódica. Poseen un corto tiempo de respuesta y, en apenas unas horas, pueden originar hidrogramas muy apuntados, con tiempos de base corto y limbos de ascenso muy empinados. Estos hidrogramas llevan implícito un gran riesgo, máxime si contamos con la escasa percepción del mismo por parte dela población, dado que son cauces secos durante la mayor parte del año.
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