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La supervivencia de la tradición clásica a lo largo de la Edad Media es uno de los grandes temas de la historia cultural de Europa. Un aspecto muy influyente del legado clásico en la Edad Media y el Renacimiento es su vinculación con la idea de imperio. La noción de la unidad perdida de la Cristiandad y el deseo de incorporar diversas identidades y tradiciones
propiciaron intentos sucesivos de revindicar la tradición del Imperio Romano con
el propósito de afirmar la supremacía de un poder único, personal y dinástico, de alcance
teóricamente universal, opuesto a la tendencia de división de poderes políticos y territoriales en diferentes niveles característica de la Edad Media. El reinado de Alfonso V el Magnánimo (1416-1458), rey de Aragón, Sicilia y Nápoles supuso un proyecto imperial que debía integrar identidades ciudadanas, territoriales, culturales y superponer una poderosa cortecentralizada a un sistema policéntrico de instituciones de gobierno. En este contexto el artetuvo un papel decisivo al servir a la política de Alfonso con diversidad de medios, artistas
y lenguajes como un auténtico arte imperial inspirado en el legado clásico, al estilo de los que se formularán en la Europa de la Edad Moderna. Precisamente la utilización del humanismo y de la tradición clásica romana son los aspectos que centrarán este estudio en la medida en que pueden servir para revelar uno de los primeros intentos en el Renacimiento de definición a través de ellos de un programa político imperial. La hipótesis de partida es que el rey se sirvió del bagaje de los humanistas, del trabajo de los artistas y de los medios de expresión con sentido práctico, libertad de prejuicios y siempre anteponiendo sus intereses a
una presunta coherencia de opciones. Se plantea incluso la posibilidad de que el rey y sus cortesanos entendieran la tradición clásica de modo muy diferente no sólo a como la definimos actualmente sino también a la concepción histórica que se abría paso en el Renacimiento de otras regiones de Italia. Esta manera de entender y apreciar el legado clásico concierne más a las funciones que a las formas; más a los contenidos ideológicos que a los logros artísticos y nunca es excluyente, sino más bien integradora con otras tradiciones medievales que fueran
también útiles para el programa político de Alfonso el Magnánimo. Así Alfonso V ofreció a su vez un legado valioso para los imperios europeos tanto en la combinación flexible de tradiciones culturales diversas como en la idea de un poder imperial basado en territorios dispersos conectados por una red de puertos y rutas marítimas.A very influential aspect of the classical legacy during the Middle Ages and the early
Renaissance was its association with imperial concepts. The reign of Alfonso V the
Magnanimous (1416-1458), King of Aragon, Sicily and Naples, involved an imperial
project that aimed to integrate several populations, territorial and cultural identities and superimpose a powerful centralized court over a polycentric system of governmentinstitutions. Within this framework art had a decisive role and a diversity of media, artists and languages served Alfonso’s policy, providing an imperial art inspired by the classical
legacy. The use of humanism and the Roman classical tradition is the specific focus
of this study as it reveals one of the first attempts of the Renaissance to define an imperial political programme. Our initial hypothesis is that the king drew on the stock of knowledge of the humanists and on the work of artists with a practical outlook, always opting to put his personal interests before coherence. In this way, Alfonso V handed down a valuable legacy for European empires both in terms of a flexible combination of diverse cultural traditions and in the idea of an imperial power based on widespread territories linked by sea routes and a network of ports.
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