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Serra Desfilis, Amadeo | |
Aquest document és un/a capítol, creat/da en: 2014 | |
Tras la conquista de Jaime I, Valencia estaba llamada a convertirse en un nuevo reino cristiano por coherencia geopolítica y decisión real. Desde entonces el Reino de Valencia estaría orientado hacia la Cristiandad occidental y las rutas comerciales del Mediterráneo. Sin embargo, la falta de reliquias o imágenes planteaba un problema espinoso para los nuevos colonos cristianos y sus gobernantes. Las reliquias tuvieron que donarse más tarde, como el fragmento de la corona de espinas de Cristo ofrecida por el rey Luis IX de Francia a la catedral de Valencia o, al final de este período, el Santo Cáliz depositado como garantía de un préstamos por el rey Alfonso V el Magnánimo al tesoro de la misma iglesia. Las imágenes, en cambio, se podían producir en el solar valenciano o ser fácilmente importadas desde los territorios cristianos del norte o a través del Mediterráneo. Probablemente ambas ...
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Tras la conquista de Jaime I, Valencia estaba llamada a convertirse en un nuevo reino cristiano por coherencia geopolítica y decisión real. Desde entonces el Reino de Valencia estaría orientado hacia la Cristiandad occidental y las rutas comerciales del Mediterráneo. Sin embargo, la falta de reliquias o imágenes planteaba un problema espinoso para los nuevos colonos cristianos y sus gobernantes. Las reliquias tuvieron que donarse más tarde, como el fragmento de la corona de espinas de Cristo ofrecida por el rey Luis IX de Francia a la catedral de Valencia o, al final de este período, el Santo Cáliz depositado como garantía de un préstamos por el rey Alfonso V el Magnánimo al tesoro de la misma iglesia. Las imágenes, en cambio, se podían producir en el solar valenciano o ser fácilmente importadas desde los territorios cristianos del norte o a través del Mediterráneo. Probablemente ambas vías estuvieron abiertas y fueron exploradas, teniendo en cuenta las medidas legadles adoptadas por el rey Jaime I para controlar la producción de imágenes en el nuevo reino y, en particular, cuanto se sabe sobre el origen de un número significativo de pinturas y esculturas bien documentadas y en parte conservadas como imágenes de culto (Nuestra Señora de El Puig, la Virgen de Gracia del ex-convento de San Agustín y la imagen del Cristo de la parroquial del Salvador. Las leyendas sobre el origen de estos iconos rara vez nos dicen la verdad, puesto que generalmente revelan una procedencia oriental. Un grupo interesanete de estas imágenes eran veneradas en santuarios costeros, a pesar del desguarnecido ambiente de marjal de la costa. Lugares como la iglesia de Santa María de El Puig y el snatuario dedicado a la Virgen en el castillo de Cullera funcionaron tanto como un punto de referencia para los viajeros que recorrían la costa mediterránea como en calidad de lugares de culto. Probablemente sirvieron también de hitos del nuevo reino cristiano no sólo para los colonos locales, sino también para los comerciantes, marineros y toda clase de viajeros que llegaban por mar. Por otra parte, las historias sobre los orígenes de estas imágenes formaban parte de una narrativa de la conquista cristiana, que incluía acontecimientos milagrosos y el castigo de los enemigos musulmanes y judíos. Los iconos de la Virgen están vinculados a Jaime I como conquistador y fundador del nuevo reino cristiano de Valencia y la monarquía mantuvo un apego propio a estos santuarios favoreciendo su papel como centros de peregrinación local.After its conquest by James I of Aragon in 1232-1244, Valencia was a brave new kingdom, called to be Christian by royal decision and geopolitical consistency. Since then, kingdom of Valencia would be oriented to Western Christianity and Mediterranean trade routes. However, the lack of either relics or images posed a tricky problem to the new settlers and their governors. Relics had to be donated later on, as was the case of the piece of the Crown of Thorns offered by King Louis IX of France to Valencia cathedral or, at the end of the period, of the Holy Grail offered as warrant of a loan by King Alfonso V of Aragon to the same church treasure.
Images, instead, could be produced on Valencian soil or easily imported from northern Christian territories or across the Mediterranean. Both pathways were arguably open and explored having into account legal measures taken by King James I to control image making in the new kingdom and especially what is known about the origin of a significant number of paintings and sculptures well documented and some of them still preserved as cult images (Our Lady of El Puig, Our Lady of Grace in the ex-convent of Saint Agustin and the image of Christ crucified from el Saviour parish church). Legends about the origin of these icons seldom tell us the historical truth, since they generally claim an Eastern provenance.
An interesting group of these images were venerated in seaside shrines, spite of the marshy and unprotected coastal environment. Sites like the church of Saint Mary of the Sea near Valencia harbour or sanctuaries such as Saint Mary of El Puig and the shrine devoted to the Virgin in Cullera castle functioned both as a reference point for those travelling along the Mediterranean coast and places of worship. They probably served as a landmark of the new Christian kingdom not only for local settlers but also to merchants, sailors and all kind of travellers coming from the sea. On the other hand, stories about their origins were part of a narrative of the Christian conquest, including miraculous events and punishment of Muslim or Jewish foes. Virgin’s icons were linked to James I as conqueror and founder of the new Christian kingdom of Valencia and monarchy held a particular attachment to these shrines fostering their role as local pilgrimage centres.
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