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El éxito escolar es una noción vagamente definida y en general desplazada o eclipsada por otra noción –fracaso escolar– que siendo el negativo del revelado completa un binomio al que ya nos tienen muy acostumbrados los medios de comunicación desde los últimos años. Dicho desplazamiento parece obedecer a la creencia de que lo que es –al menos– etiquetado como éxito no plantea problema, y si no plantea problema, ¿qué relevancia puede tener estudiarlo? Pero desde el presente estudio se cree necesaria su problematización. Generalmente el éxito escolar –y también el fracaso escolar– se trata en términos de resultados académicos, permanencia en el sistema después de la obtención del título de graduado en ESO, etc. Sin embargo, no dejando de describir resultados, esta noción se atiene al mismo tiempo a procesos, y son estos procesos de éxito escolar los que devienen en nuestro objeto de análisis. Hay muchas formas de éxito escolar y no en pocas resulta discutible la etiqueta de éxito.
Inserto en una línea de investigación más amplia que pone en entredicho las nociones de éxito y fracaso escolar desde el punto de vista de toda la comunidad educativa, para la presente comunicación se ha escogido únicamente la parte referida al éxito escolar y desde el punto de vista del profesorado de Secundaria en un análisis cualitativo de discursos. De esta manera, se han llevado a cabo doce entrevistas semiestructuradas a profesorado de diferentes materias y experiencia como docentes, de un total de cuatro institutos de Secundaria de las tres provincias que conforman la Comunidad Valenciana (Castellón, Valencia, Alicante).
A través de estos discursos, el profesorado pone sobre la mesa que estamos ante un fenómeno muy complejo que puede tomar muy diversas formas. Así, si en principio podemos afirmar que existe el fracaso escolar por elección (pull) –en la medida en que algo externo al sistema escolar atrae más al alumno que la propia escuela– o por selección (push) –en la medida que es el propio centro el que le hace comprender que la vida académica no está hecha para él– en el éxito escolar tenemos casos de gusto por el estudio (elección), pero sobre todo, de permanencia en el sistema escolar por inercia (selección), de alumnado que pretende seguir estudiando porque sabe que no tiene otra alternativa (no hay trabajo) o porque las alternativas existentes no son atractivas para su futuro (trabajo precario). Asimismo, hay una persistencia en identificar el éxito escolar con los estudios de Bachillerato –y más tarde la universidad–, y dentro de éstos, con el itinerario más científico-tecnológico. Tanto parece ser así, que existe toda una presión –social, familiar, escolar– que empuja al alumno hacia dichos itinerarios. Así, la (pre)selección de la que es objeto el alumno, si tiene éxito, al no respetar su elección –v.g. iniciar un ciclo formativo de grado medio–, hace prever una futura situación de fracaso escolar.
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