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This article invites us to consider the usefulness of iconography as a method to describe the subjects represented in medieval works of art. In this study, a greater emphasis has been put on investigating the epistemological implications resulting from the use of that method, and the biases that may appear in the process of transforming images into words. The aim is to address what has been called the 'semantic gap', i.e., a kind of barrier that prevents the verbal representation of a non-lexical medium, such as the visual one, in a satisfactory and undiminished way. After a brief panorama of image theory throughout the classical era, with especial reference to the rhetorical genre of ekphrasis, this study suggests that, beneath the apparent balance between the verbal and the visual media, a rivalry persists. Later on, in medieval times, a mutation occurs in the way we perceive the visual arts and the images start being considered as texts that can be read. Thanks to the prejudice implied by the statement that we can only attain knowledge through words, the image is relegated to a decorative role or, at the most, an instrument of evangelisation of the illiterate.
In the discipline of medieval art history, defective uses of iconography have led to question its validity as a tool for analysis, even after the systematizing task endeavoured by Erwin Panofsky. Iconography, however, has gained new momentum thanks largely to the creation of digital collections that require iconographic principles to facilitate the recovery of visual documents. The new technologies, however, have accentuated the semantic gap between image and word, and nuanced the value of iconography, combined with indexing techniques based on controlled vocabularies and thesauri. In addition, a critical survey has been made of the most interesting projects which have undertaken the task of indexing the medieval art. Finally, it is argued that migration of iconography into the Web can be the hard core that allows medieval art history to step forward and fully enter into the domain of digital humanities.Este artículo invita a reflexionar sobre la validez de la iconografía como método para describir los temas representados en las obras artísticas medievales. En esta ocasión, se ha puesto un mayor énfasis en investigar sus implicaciones epistemológicas y los sesgos que resultan del proceso de transformar las imágenes en palabras. El objetivo principal es tratar de que aflore la llamada 'brecha semántica', una especie de barrera que impide representar verbalmente un medio no léxico, como es el visual, de manera satisfactoria y sin mermas. Tras un sucinto recorrido por el pensamiento griego, con un especial interés por la écfrasis, se sugiere que el aparente equilibrio entre las capacidades semánticas del medio visual y el verbal esconde una rivalidad entre la palabra y la imagen. Más tarde, en época medieval, se opera una mutación en la manera de percibir las artes visuales y las imágenes se convierten en textos que se pueden leer. Durante la Edad Media toma cuerpo un prejuicio por el cual solo la palabra expresa conocimiento mientras que la imagen queda relegada a un papel decorativo o, como mucho, a un instrumento de evangelización de los iletrados.
En el campo de la historia del arte medieval, los desajustes que afloran al usar palabras para describir las obras de arte visuales han provocado cierto escepticismo hacia la iconografía como una herramienta de análisis adecuada, aun cuando Erwin Panofsky contribuyó a la sistematización del método. Con todo, la iconografía ha cobrado un impulso renovado gracias a la creación de repositorios digitales que requieren de la indexación iconográfica para garantizar una recuperación eficiente de las imágenes catalogadas. Sin embargo, las nuevas tecnologías han exacerbado la brecha semántica entre la imagen y la palabra, al tiempo que han matizado el valor de métodos tradicionales como la iconografía, conjugada con técnicas de indexación basadas en vocabularios controlados y tesauros. En este sentido, se ha hecho un repaso crítico de las experiencias más interesantes en la indexación del arte medieval. En definitiva, la migración de la iconografía a la Web puede constituir parte del núcleo duro que permita a la historia de arte medieval dar un paso al frente y entrar de pleno en el dominio de las humanidades digitales.
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