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La crisis financiera internacional, que desde 2008 está arrastrando a muchos países supuestamente desarrollados hacia la pobreza y está hundiendo aún más profundamente a los países tradicionalmente considerados como subdesarrollados, está dando lugar a una nueva situación de indefensión de millones de personas ante la constante especulación de los mercados. Al mismo tiempo la misma crisis está impulsando los beneficios de las élites financieras, las cuales continúan haciendo negocio con la deuda de los nuevos países en quiebra y con la de los países del Sur que profundizan dramáticamente sus índices de pobreza, dando lugar a nuevas y diferentes fluctuaciones migratorias en todo el mundo.
En la actual situación mundial son especialmente significativas las prácticas concretas de poder que, mediante el poder discursivo ejercido por las élites simbólicas, van a devenir en una reorientación tanto de las políticas económicas, como de las políticas de cooperación al desarrollo (principal instrumento de articulación del discurso del desarrollo), y de todas sus implicaciones sociales, así como de las políticas migratorias de los Estados receptores y emisores de migrantes, íntimamente relacionadas con las primeras.
Por todo ello, es imprescindible, que los enfoques que traten el binomio desarrollo migraciones, adquieran una perspectiva global y de coherencia entre políticas interconectadas. Para ello es necesario superar los vigentes modelos discursivos sobre la migración, que suelen ser simplistas y que tienden a enfocarse hacia la emergencia que causa la llegada de inmigrantes, o hacia la perspectiva humanitaria orientada meramente a la ayuda y no a las causas migratorias. Estos discursos, pese a su simpleza, son muy efectivos y, puesto que suelen centrarse en el corto plazo, olvidan los contextos migratorios, lo que posibilita la toma de medidas políticas, económicas, comerciales, y sociales incoherentes con la búsqueda efectiva de la reducción de las desigualdades internacionales.
En el contexto descrito, la crisis financiera global podría propiciar a priori una nueva revisión del discurso del desarrollo desde una perspectiva novedosa por parte de las élites que ostentan el poder mundial o, por el contrario, podría reafirmarlo desde sus antiguas premisas. Urge, por tanto, realizar un análisis crítico de las mutaciones de este discurso y de sus implicaciones reales en un contexto de profunda crisis social, económica y política global. Pero sobre todo urge reconocer e identificar sus prácticas concretas de pensamiento y de acción con el objetivo de evaluar las consecuencias reales de dichos discursos. En este sentido práctico de acción, más allá del campo de las ideas, el estudio de la evolución reciente de la cooperación al desarrollo y de la Ayuda Oficial al Desarrollo, así como de las políticas migratorias y de los medios de comunicación como principales vehículos de articulación del discurso del desarrollo parece necesario para poder identificar hacia dónde se dirige.
En el contexto de la crisis financiera, los cambios discursivos y prácticos en lo referido al desarrollo revertirán inexorablemente en el bienestar de la ciudadanía global, en su movilidad, y en el futuro de las próximas generaciones. Por ello, la presente investigación analiza la evolución de los diferentes discursos del desarrollo en materia migratoria desde el comienzo de la crisis, haciendo especial hincapié, desde una perspectiva postdesarrollista, en el discurso hegemónico del desarrollo, entendido como aquel que promociona la dominación y el mantenimiento de poder simbólico de las élites.
Para obtener sus conclusiones, el estudio se centra en el análisis comparativo de los casos de España y Costa Rica en materia de cooperación, migración y medios de comunicación.
De esta forma, a partir de dichas conclusiones se establecen los rasgos básicos sobre los que empezar a construir una propuesta de comunicación para el codesarrollo orientado al Buen Vivir.
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