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Shoah supuso una ruptura en el modo de concebir y representar el acontecimiento y sus protagonistas y dio un impulso grande, por motivos sobre todo de carácter moral, al proceso de desdoblamiento de la figura del testigo en dos nuevos sujetos antagónicos, la víctima y el verdugo, de tal modo que puede decirse que inicia un nuevo régimen de memoria, desde entonces centrado en las víctimas. El trabajo destaca los dos principios éticos que están detrás de los objetivos del director y las derivaciones estéticas a las que dan lugar. Describe el contexto histórico y cinematográfico de la película para preparar el terreno al análisis crítico sobre la representación de la víctimas y el verdugo en la película. En cada uno de estos casos, a partir de diversas fuentes, reconstruye la genealogía de una y otra figura y analiza de un modo crítico y con gran detalle la representación ofrecida por Shoah. El trabajo aporta una visión completa y variada de lo que hay detrás de la película y de lo que representó en su momento y posteriormente hasta nuestros días, no solo desde el punto de vista de la representación cinematográfica de la Shoah, sino también y de un modo muy destacado en relación en relación con la compleja y controvertida problemática de la memoria del Holocausto. La investigación permite entender mejor el sentido de este verdadero monumento cinematográfico, sus aciertos y sus aspectos más criticables, las novedades que trajo consigo y los límites de la propuesta. El análisis del contexto posibilita que salgan a relucir cuestiones más generales y controvertidas relacionadas con la nueva cultura de la memoria y de la víctima.
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