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La presente tesis doctoral se integra en el marco de las tensiones centrífugas y centrípetas desatadas entre el centro moscovita y su periferia meridional desde el final de la perestroika. Tras una breve aproximación al liberalismo democrático a principios de la década de los noventa, el principal afán del Kremlin en materia de política exterior no ha sido otro que recuperar el antiguo esplendor perdido. Un propósito con una doble dimensión simbólica y geoestratégica, pues la supuesta misión civilizadora de Moscú pasa por articular un bloque territorial compacto capaz de alimentar por un lado el ego nacional, así como de responder por otro con mayor eficiencia a los desafíos que presenta la escena internacional en nuestro tiempo. Partiendo de esta premisa, el estudio se propone dos objetivos claramente diferenciados: analizar la evolución de la influencia de la Federación Rusa sobre las ocho repúblicas exsoviéticas del Cáucaso y Asia Central en la Posguerra Fría; y problematizar la vigencia además de discutir las hipotéticas limitaciones teóricas de la división establecida por Barry Buzan y Ole Wæver, según la cual ambos territorios constituirían sendos subcomplejos integrados en el complejo de seguridad regional de gran potencia centrado en Rusia. El armazón teórico-conceptual que hará las veces de herramienta analítica primaria en esta investigación se nutre de la geopolítica en sus versiones clásica y crítica. Éste se basa en la propuesta de Kelly (2006), que evalúa con una mirada escéptica ambas aproximaciones señalando sus fortalezas y debilidades, y sugiriendo la posibilidad de avanzar hacia un marco teórico en el que se complementan. La Teoría de los Complejos de Seguridad Regional (TCSR) se utilizará, asimismo, para operacionalizar el concepto de seguridad, definido como un acto discursivo intersubjetivo a través del cual una cuestión puntual puede llegar a elevarse al grado de amenaza existencial. La TCSR asume, además, que la interdependencia securitaria entre una constelación de estados geográficamente próximos determina la configuración de una estructura con una dinámica propia y fácilmente discernible dentro de un sistema internacional en el que impera la anarquía. Los resultados obtenidos permiten constatar que la Federación Rusa, a pesar de los esfuerzos por recuperar su condición de gran potencia y atraer de nuevo a su órbita a las jóvenes repúblicas del Cáucaso y Asia Central, ha perdido de manera progresiva autoridad sobre ellas. Las debilidades estructurales de Moscú, el incremento de la autonomía real del denominado «extranjero cercano», y la multiplicación paralela de las interacciones securitarias entre las nuevas repúblicas independientes y otras potencias externas al antiguo espacio soviético determinan, a su vez, que la Teoría de los Complejos de Seguridad Regional haya perdido operatividad en el área tratada. Con ello se pone de manifiesto que en la era de la posmodernindad resulta cada vez más difícil discernir diferencias cualitativas que permitan determinar de manera inequívoca la adscripción de un estado a un complejo de seguridad regional dado. Con su aportación a la disciplina de las relaciones internacionales y la geografía política, la presente investigación pretende contribuir a ahondar en la crítica constructivista al neorrealismo, así como cubrir un vacío en los estudios de geopolítica regional en el antiguo espacio soviético.
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