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Hoy la humanidad vive en un mundo de ricos y pobres, con una gran desigualdad en la distribución del ingreso mundial, que favorece ampliamente a los habitantes de los países ricos. La principal injusticia que vive hoy la humanidad es la desigualdad económica entre países, y al interior de ellos. En el caso de los países del sur de forma ancestral ha anidado la pobreza en amplios segmentos de la población.
La pobreza bloquea y dificulta la satisfacción adecuada de las necesidades de las personas que la padecen. Es un problema que afecta muy directa y especialmente a niños, niñas y jóvenes. Es urgente potenciar políticas de desarrollo humano para elevar el nivel de vida de las grandes mayorías; cerrar la brecha entre ricos y pobres, avanzando hacia la igualación de las oportunidades económicas, políticas, sociales y culturales.
Una de las formas más significativas, en los países del sur dada la baja escolaridad de la población y la heredabilidad de la pobreza, para mejorar el nivel de vida de esa gran franja de población pobre, debe centrarse en la creación de mecanismos para que la juventud se forme, estudie, y con esa calificación se inserte productivamente a la sociedad.
Jóvenes con una escolaridad que no completaron el nivel primario, son mano de obra no calificada, sin experiencia laboral y poseen limitadas habilidades personales y sociales; todo lo cual les bloquea el acceso a una vía de desarrollo personal y social, dando como resultado que miles de jóvenes no se constituyan en capital humano, no puedan lograr la integración social de forma digna y productiva.
La pobreza, la indigencia, produce jóvenes con problemas de identidad, con problemas de autoestima, con poco dominio de habilidades personales y sociales, que sumado a su bajo nivel de instrucción, da como resultado un penoso drama humano de incalculables dimensiones para la actual generación y las por venir.
En ese contexto diversos Organismos Internacionales diseñan programas para combatir la pobreza, destacándose entre ellos los orientados a la capacitación laboral de los y las jóvenes, como es el caso en la República Dominicana del Programa Juventud y Empleo (PJE). Este programa pretende desarrollar políticas de inclusión social sobre todo para la población de jóvenes en situación de pobreza, pero tenía deficiencias, se estaban cometiendo dos errores: se veía a los y las jóvenes solo como una materia prima que debía ser convertida en un producto y ese producto no satisfacía la pertinencia humana (necesidad de formación humana de los jóvenes), ni satisfacía plenamente la pertinencia laboral; pues los empresarios querían no solo mano de obra semi-cualificada en aspectos técnicos, sino empleados con una determinada formación humana, con determinadas actitudes, hábitos y valores; acordes al puesto, a la organización. El PJE se focalizaba en formar a los jóvenes en lo laboral (200 horas de clase) y descuidaba la formación humana (10 a 20 horas de clase). Además había deficiencias en la parte de las pasantías laborales y en muchos de los centros educativos que impartían los cursos.
Esta situación motivó esta investigación para mejorar el programa y así convertirlo en un instrumento más potente para el desarrollo humano de los jóvenes en situación de pobreza.
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