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The aim of this paper is to show the necessity of distinguishing two kinds of deceptive lies, due to the existence of two closely related but different speech acts that can be performed when someone lies —which are to be individuated by the two distinctive sorts of intentions that the liar can have. This is a distinction overlooked in the literature, mainly because of a general assumption that equates or do not explicitly distinguishes the liar's intention to be believed by the audience and the intention to deceive the audience, without generally requiring that what is asserted be false. A consequence of not having taken seriously enough into account this distinction is the conflation of two distinctive kinds of speech acts. The existence of these two kinds of deceptive lies also helps to explain our different and conflicted intuitions regarding the falsity condition as necessary for lying.Lo que queremos hacer en este artículo es mostrar que dentro de la categoría de mentiras engañosas, existen, no obstante, dos actos de habla distintos, es decir, dos tipos de mentiras que se caracterizan por las distintas intenciones del mentiroso. Esta distinción ha pasado inadvertida en nuestra opinión, porque tanto los defensores de la existencia de mentiras descaradas (i.e. que es posible mentir sin la intención de engañar), como los que mantienen que todas las mentiras son engañosas (que la intención de engañar es condición necesaria de la mentira), están equiparando la intención del mentiroso de ser creído por el oyente con la intención de engañar, y eso a pesar de no exigir, en la mayoría de los casos, que para mentir sea necesario que lo que se dice sea falso. Es decir, unos y otros piensan que intentar ser creído cuando se dice lo que se cree falso es lo mismo que intentar engañar, sin percatarse que sin la condición de falsedad es posible cumplir una intención sin cumplir la otra. En la mentira descarada no se intenta engañar porque tampoco se pretende ser creído. Ahora bien, sin la condición de falsedad ser creído no equivale a engañar, si por engañar entendemos hacer creer algo falso, pues el hablante puede ser creído y, a pesar suyo, no engañar, ya que puede ser que lo que cree falso no lo sea.
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