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Como resultado del notable auge que en los últimos años está experimentando la Fraseología histórica, esta tesis estudia el origen y la consolidación de aquellas locuciones castellanas que por resultar hoy demasiado abstrusas no favorecen su incorporación a la sintaxis. Para distinguir los usos locucionales prepositivos del castellano medieval del repertorio de locuciones prepositivas plenamente consolidadas en la fraseología del español actual, hemos designado a las primeras como Formas locucionales prepositivas (FLP), pues aun no habiendo sobrevivido muchas de ellas hasta la actualidad, manifiestan en su génesis y desarrollo histórico cierta potencialidad locucional, en el sentido de que han sido capaces de asumir y recibir algunos rasgos formales propiamente locucionales (pluriverbalidad, fijación y variación fraseológicas, especialización semántica, idiomaticidad).
Para dar cuenta de todos sus matices, ha sido necesario trabajar sobre la base de un catálogo descriptivo de fraseología histórica que de manera pormenorizada nos facilitase informaciones precisas sobre cada una de las FLP documentadas. Así mismo, hemos consagrado cuantos esfuerzos fueran necesarios a la cuestión de las variantes textuales. Es por esto que en la ficha fraseológica se hace una clara distinción entre la datación de la forma locucional analizada y la datación del testimonio en el que ésta se documenta, estableciendo interesantes desajustes y convergencias entre la cronología relativa de las expresiones fijas y los distintos manuscritos en los que se nos han transmitido las 32 obras de la literatura sapiencial analizadas.
A los tipos de variación morfosintáctica consabidos (adición del artículo modificador del sustantivo, mudanza de la preposición inicial o alteración morfemática del núcleo), hemos añadido en este trabajo un tipo de variación léxica afectada por procesos de derivación locucional, muy productivos en el siglo XIII y que tenderán a perpetuarse (como corolario de un proceso eminentemente discursivo) entre los siglos XIV y XV. En este sentido, cuando las voces conmutadas no presentan ninguna filiación de orden etimológico y no manifiestan ningún tipo de comunidad semántica, no podían ser consideradas variantes de una misma FLP. Incluso cuando actúan como variantes textuales dentro de una misma obra, habría que tener muy presente los desajustes cronológicos que pudieran establecerse entre los distintos testimonios que la documentan, siendo lo más adecuado considerarlas como FLP autónomas que actúan dentro de una relación sinonímica (si es que la filiación semántica fuera manifiesta).
Ni que decir tiene que la elección de nuestro corpus textual ha estado determinada en última instancia por la propia idiosincrasia discursiva de los libros y colecciones de sentencias que vieron la luz entre los siglos XIII y XV, ejemplos paradigmáticos de un impulso traductológico a través del cual se vertieron al castellano un buen número de gnomologías griegas escritas en lengua árabe. Esta génesis fundada en la traducción (del árabe, primero, y del latín y otras lenguas románicas, después) será un terreno especialmente abonado para el desarrollo de FLP.
En la literatura sapiencial, el paso del siglo XIII al XIV fue el resultado de un proceso de adaptación a una nueva realidad histórica afectada por la expansión cultural castellana, una expansión que marcará la fisionomía de esta centuria. En el caso concreto de los libros y colecciones de sentencias nos encontramos con textos alejados ya del radio de influencia árabe, lo que hizo que el marco narrativo de la tradición oriental fuera cediendo terreno a la aparición, más explícita y sistemática, de las autoridades clásicas, a través de procedimientos narrativos algo más empobrecidos.
Ya en el siglo XV los florilegios sentenciosos adquirirán especial protagonismo, al aunar en un solo compendio la tradición sentenciosa de origen árabe y los textos de inspiración bíblica o de origen grecolatino. Entre las misceláneas de sentencias fundadas en el arte de la compilatio, irrumpirán con fuerza grandes poetas que aportarán a la tradición discursiva sapiencial y a su universo fraseológico, todo el virtuosismo de su quehacer poético.
Las FLP documentadas en el castellano medieval rebasarán los límites impuestos por esta cronología, ya que muchos de estos fraseologismos pasaron a formar parte, a partir de los siglos áureos, de una tradición eminentemente oral, perpetuándose en refranes y proverbios que los autores de estas épocas no dudarán en poner (casi sin excepción) en boca del vulgo.
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