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Los tumores de las glándulas salivales son una patología poco frecuente, con una incidencia aproximada de 2-3 casos por cada 100.000 habitantes, a pesar de ello son un motivo de consulta al especialista en Otorrinolaringología que no debemos menospreciar.
Aproximadamente el 80% de estos tumores se originan en la glándula parótida y su tratamiento consistirá fundamentalmente en una parotidectomía. Como con cualquier otra cirugía, debemos conocer bien las complicaciones que pueden aparecer tras la misma, entre las que se encuentra el Síndrome de Frey (SF), y por tanto, sus posibles tratamientos.
Aunque el SF se ha definido como una complicación inevitable tras la cirugía parotídea, puede cursar de forma subclínica o de forma manifiesta, probablemente ahí radique el problema para establecer la verdadera incidencia del síndrome. Por tanto, existe un amplio rango de variación de la incidencia del SF, que puede oscilar desde un 10-60% con métodos subjetivos hasta casi el 100% con métodos objetivos como el Test de Minor. A pesar de que aproximadamente el 60% de los pacientes presentaran esos síntomas, sólo un pequeño porcentaje cercano al 10-15% los consideraran embarazosos, justificando la búsqueda de tratamiento.
Estos casos supondrán un reto debido a que no se dispone de una terapia definitiva, pero sí se puede conseguir mejorar la calidad de vida de nuestros pacientes.
En la actualidad, el tratamiento más utilizado es la inyección intradérmica de BoNT-A en la zona afectada. Este tratamiento está justificado porque dicha molécula actúa a nivel de la placa motora inhibiendo la liberación de ACh y produciendo un efecto anhidrótico.
Según muestran las hipótesis formuladas en la literatura, el SF es un caso de hiperhidrosis focal, por lo tanto, parece lógico pensar que la aplicación intradérmica de un agente anticolinérgico como es la BoNT-A, debería bloquear los receptores postsinápticos en la membrana de la glándula sudorípara ecrina responsable de la hiperhidrosis.
Se lleva a cabo un estudio prospectivo de 80 pacientes intervenidos de parotidectomía en el Hospital Universitari i Politécnic La Fe de Valencia. En el seguimiento de dichos pacientes se realiza el Test de Minor y en aquellos casos positivos y que además presentan una clínica molesta que afecta a su vida diaria, se propone tratamiento con toxina botulínica.
En nuestro estudio, la incidencia de SF tras parotidectomía oscila desde un 15-60% si es evaluada mediante métodos subjetivos (historia clínica) hasta un 98% si se estudia mediante métodos objetivos (Test de Minor).
La incidencia subjetiva de SF oscila del 15% si es el paciente quien relata los síntomas espontáneamente, ascendiendo hasta un 60% si es el médico quien pregunta explícitamente sobre ellos, y alcanzando un 98% tras el test de Minor. El test de Minor es una prueba sencilla, rápida y asequible, que permite una confirmación visual inmediata del SF evaluando la extensión cutánea afectada.
En nuestro estudio comprobamos que no existe relación entre la aparición de SF y factores epidemiológicos (como sexo, edad y lado afecto del tumor) ni con factores relacionados con el tumor (carácter benigno o maligno de la lesión y tipo histológico). Tampoco existen diferencias significativas en función del tipo de técnica quirúrgica utilizada y la única relación significativa es con la utilización de colgajo de SMAS que comprobamos que si reduce la aparición clínica de SF a pesar de no influir en la aparición subclínica de SF.
De los 80 pacientes controlados, 24 son infiltrados con toxina botulínica. Los resultados son muy satisfactorios, con desaparición o disminución de la sintomatología en todos los casos y por tanto mejoría de la calidad de vida de los pacientes. El tiempo medio libre de síntomas ha sido de 18 meses. En 2 casos, se volvió a reinfiltrar al cabo del tiempo por reaparición de la sintomatología molesta.
La aplicación intradérmica de un agente anticolinérgico como es la toxina botulínica, bloquea los receptores postsinápticos en la membrana de la glándula sudorípara ecrina responsable de la hiperhidrosis focal en el síndrome de Frey, considerándose por tanto, un tratamiento de elección debido a su seguridad, eficacia y mayor duración de acción que otros tratamientos.
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