|
A partir de la descripción de las variadas influencias filosóficas y culturales que recogió el maestro Jigoro Kano para fundar el judo, presentamos una aproximación a una de sus más importantes raíces orientales: el zen. En el siglo III convivían en China tres doctrinas: el confucionismo, el taoísmo y el budismo. A partir de ellas se generó, hacia el s. IV, el budismo ch'an. El ch'an penetró en Japón a partir del s. XII. Este budismo ch'an se conocerá en Japón con el nombre de zen. Las destrezas del zen encontraron su aplicación en las artes marciales e inspiraron el estilo de vida de los guerreros, basado en un código de conducta llamado bushido. Éstos, además de la lucha con armas, desarrollaron durante la edad feudal japonesa una lucha sin armas, el jujutsu. Tras la modernización del Japón, a mediados del s. XIX, J. Kano transformó el jujutsu en judo. Bajo esta influencia modernizadora, las diferentes escuelas del bujutsu (artes marciales) feudal cambiaron su orientación hacia formas educativas para alcanzar otros objetivos, como vehículos para la educación espiritual o la autocomprensión de sus practicantes. Sin embargo, en el caso del judo se produce además una integración de muy variados elementos de la cultura occidental.
|