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El “factor humano” es el principal responsable de los accidentes de tráfico. La formación y la educación vial son estrategias preventivas destacadas, ya que intervienen sobre los aspectos fundamentales que determinan el comportamiento.
El objetivo último de cualquier investigación, estudio… en el ámbito de la seguridad vial, es elaborar, diseñar, e implementar intervenciones que conlleven a una reducción en las consecuencias negativas del tráfico. Sin embargo, tan importante es el diseño de la intervención como conocer cómo la intervención va a ser aceptada por el público objetivo o público adoptante.
Es por ello que, como complemento a nuestro estudio documental "Formación y educación vial: Una visión a partir de algunas prácticas internacionales", hemos realizado un estudio de opinión de la población española a través de una muestra representativa de la misma.
Debemos recordar, que si queremos garantizar la eficacia de determinadas medidas, hemos de tener en cuenta ineludiblemente la influyente existencia de la “aceptación social” de las medidas.
Pese a que la educación y la formación vial están relativamente reguladas en nuestro país, sus formas de aplicación (y los presupuestos de los que parten los agentes que las aplican) no son unívocas. En este sentido, nos ha parecido interesante testar en algún grado algunas de esas variables diferenciales tal y como se dan en la práctica.
De esta forma el cuestionario, aparte de las cuestiones de filtro y de los datos de los sujetos relacionados con la conducción y la interacción con el tráfico, está compuesto por una serie de preguntas que tienen que ver con
a) aspectos básicos y generales de la formación y la educación vial,
b) se tratan de forma exhaustiva constructos fundamentales como son los conocimientos, las actitudes-comportamientos y la percepción del riesgo,
c) y aspectos fundamentales de la percepción de su praxis, como pueden ser su grado de presencia y penetración, su grado de aceptación o la opinión sobre su eficacia, variables éstas determinadas, sin duda, por aspectos tan esenciales como los medios y formas de su materialización.
Se han analizado de forma claramente diferenciada tres tipos de usuarios de la vía, cuyos comportamientos y actitudes probablemente difieran teniendo en cuenta la distinta perspectiva con la que se enfrentan al ámbito del tráfico: conductores, usuarios de bicicleta y peatones.
Esto ha permitido establecer perfiles distintos de los clásicos, que suelen ser los categorizados por variables de sexo y edad fundamentalmente, y realizar agrupaciones que son interesantes desde el punto de vista de la focalización de las intervenciones, como la exposición al riesgo, historial de accidentes, etc
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