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Las emociones juegan un papel similar en el tráfico y en la vida diaria, ya que las emociones que tienen lugar en la vida diaria pueden suceder en algún momento en el ámbito del tráfico.
El camino de emociones y conducción es un recorrido de doble sentido:
El ámbito del tráfico genera emociones, tanto por la actividad en general (motivos que intentamos satisfacer cuando conducimos), como por las circunstancias específicas que pueda tener en un momento dado (atascos, actuación de otros conductores, condiciones climatológicas).
Pero también trasladamos al ámbito del tráfico nuestros estados emocionales que surgen y se mantienen por aspectos totalmente ajenos al mismo. Así, nos encontramos con conductores estresados en sus trabajos, tristes en sus relaciones personales, etc.
Las emociones y sus reacciones juegan un importante papel, porque igual que tienen su influencia en la vida diaria también la pueden tener cuando estamos al volante.
El objetivo último de cualquier investigación, estudio… en el ámbito de la seguridad vial, es elaborar, diseñar, e implementar intervenciones que conlleven a una reducción en las consecuencias negativas del tráfico; sin embargo, tan importante es el diseño de la intervención como conocer cómo la intervención va a ser aceptada por el público objetivo o público adoptante.
Hemos considerado necesario realizar un análisis de lo que opina la población española, respecto a sus emociones en la conducción. Y no solamente a las emociones que experimenta sino a la relación que dichas emociones tienen con sus comportamientos que, sin duda, están influidas por la forma y materialización de las aludidas medidas.
El libro se ha estructurado en tres grandes partes.
En la primera de ellas, para permitir una composición mejor acerca de las circunstancias de las que se han extraído los datos del estudio, se describe la metodología del mismo, que además de los clásicos datos relativos a la descripción de la muestra y sus hábitos de conducción (extensible al conjunto de la población) y entre los que figura un factor de clasificación de riesgo, se han añadido datos relativos a las emociones de los sujetos tanto de rasgo como de estado, además de establecer una clasificación de los conductores a partir de una escala de inteligencia emocional.
En una segunda parte presentamos los resultados más relevantes y significativos del estudio, dividido en diferentes bloques: El conductor, Determinantes emocionales (relacionados con el contexto del tráfico y la conducción y relacionados con otros aspectos) y Afrontamiento.
En una tercera parte, realizamos un recorrido sobre algunos de los resultados que, siendo significativos, puedan ofrecer un panorama general de los conocimientos obtenidos mediante la investigación.
Todo ello nos ha de llevar necesaria e inevitablemente hacia la “conducción emocional inteligente”, un nuevo concepto que nos permitirá enfocar la siniestralidad vial en nuestro país desde una perspectiva más innovadora y social.
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