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Los pacientes con Síndrome de Down (SD) presentan una serie de características orales y dentales como la macroglosia, alteraciones dentarias en calidad y cantidad, retraso en la erupción, disminución en el número de caries, problemas oclusales y un aumento de la prevalencia de periodontitis. La periodontitis es una enfermedad inflamatoria que afecta a los tejidos de soporte del diente, la encía, el hueso y el ligamento periodontal. Se considera el resultado del desequilibrio entre la interacción inmunológica del huésped y la flora de la placa dental marginal que coloniza el surco gingival. Es una enfermedad de origen multifactorial, originada por las bacterias presentes en la placa bacteriana, pero existen otros factores que pueden favorecer su desarrollo como factores genéticos, factores ambientales y también problemas sistémicos como la diabetes, la inmunodepresión o la obesidad. Cualquier situación desencadenante de un problema inflamatorio descontrolado en los tejidos de soporte del diente puede favorecer el desarrollo de la enfermedad periodontal. En los pacientes con SD la morfología dental, el empuje lingual, la composición microbiológica de la placa bacteriana, la exagerada respuesta inmuno-inflamatoria de los tejidos orales, la disfunción de neutrófilos y de linfocitos T y B, la elevada expresión de mediadores inflamatorios en el tejido conectivo y la anormal actividad de las enzimas proteolíticas que median la degradación de la matriz extracelular y la membrana basal del tejido periodontal son una serie de factores que podrían estar implicados en la patogénesis de la periodontitis en estos pacientes.
El sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud. El tejido adiposo produce altos niveles de citoquinas y hormonas que se llaman adipoquinas o adipocitoquinas. Algunas actúan localmente mientras que otras están en la circulación sistémica y afectan a diferentes partes de nuestro cuerpo. El efecto adverso de la obesidad sobre el periodonto puede estar mediado por las citoquinas proinflamatorias, las interleucinas (IL) como la IL-1, la IL-6 y el TNF-α, las adipoquinas (leptina, adiponectina, resistina e inhibidores de los activadores del plasminógeno-1) y otras sustancias bioactivas como las especies reactivas de oxígeno (ROS), que pueden afectar directamente a los tejidos periodontales.
Debido a ello podríamos pensar que al mantener un estado proinflamatorio, la obesidad podría aumentar el riesgo de padecer problemas periodontales. Muchos estudios y revisiones sistemáticas de la literatura muestran una asociación entre sobrepeso/obesidad y la periodontitis. El primer estudio que relacionó la obesidad y la enfermedad periodontal apareció en 1977, cuando Perlstein y cols. encontraron que la reabsorción ósea era mayor en ratas Zucker obesas comparadas con las no obesas. Sin embargo, otros no encuentran que exista una relación.
Por ello, en nuestro estudio nos planteamos determinar si existía asociación entre la obesidad y la periodontitis en un grupo de 90 pacientes con SD, concluyendo que el índice de cintura-cadera fue el índice de obesidad que mostró estar más relacionado con las variables periodontales en el colectivo de estudio. Sin embargo, el índice de masa corporal no mostró relación con el índice de placa, el índice de sangrado, la profundidad de sondaje ni la pérdida de inserción clínica.
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