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La incidencia del cáncer de piel se ha incrementado exponencialmente en los últimos años debido en parte a la mayor longevidad de la población general a nivel mundial, y en parte atribuible a la modificación del comportamiento social con respecto a la exposición solar con un predominio de un patrón de exposición intenso vacacional desde mediados del siglo XX.
Dentro de los diferentes cánceres de piel clasificados en base a la tasa de frecuencia/mortalidad global, el melanoma maligno (MM) y el carcinoma epidermoide cutáneo (CEC) son los más relevantes en el campo de la Dermatología.
En los últimos años se han producido grandes avances en la capacidad de predecir el pronóstico y en el tratamiento del MM, y en menor medida del CEC. A pesar de todos los grandes avances en el campo de la investigación básica y translacional, y de los grandes esfuerzos en campañas de prevención social, se ha observado que la incidencia de MM de espesor elevado se ha mantenido estable a lo largo del tiempo, así como la mortalidad. Esto se ha atribuido a la existencia de un grupo de tumores que tienen una tasa elevada de crecimiento que dificulta su diagnóstico precoz y que condiciona una mayor agresividad biológica. Este hecho también se constata desde el punto de vista clínico en el que se observan tumores que han sido detectados de forma relativamente rápida pero que se diagnostican con espesores elevados.
Lo mismo ocurre con el CEC, en los que aún teniendo en cuenta los factores pronósticos conocidos, el comportamiento no siempre es predecible y por el contrario parece correlacionarse con la impresión clínica del tumor que crece rápidamente.
En el presente trabajo se pretendió evaluar un marcador biológico y dinámico en el cáncer, como es la velocidad de crecimiento tumoral, como parámetro pronóstico de ambas tumoraciones. El estudio de esta variable, sugerida como de mal pronóstico en la literatura relacionada con ambos tumores, permitiría esclarecer la agresividad tumoral clínica y definir biológicamente a la tumoración a fin de caracterizar de una forma más certera ambos tipos de cáncer y con ello mejorar tanto su orientación pronóstica como su actitud terapéutica.
Las conclusiones obtenidas a partir de la presente tesis fueron las siguientes:
Primera conclusión
El melanoma de crecimiento rápido (MCR) es un tumor que típicamente se presenta en el tronco y las regiones acrales de pacientes de edades mayores a los 65 años, sin mostrar predilección por sexo y sin relación con la exposición solar intensa intermitente. Histológicamente, son tumores de mayor espesor tumoral, con una mayor frecuencia de ulceración, un mayor índice mitótico y una mayor frecuencia de afectación del ganglio centinela.
Segunda conclusión
La velocidad de crecimiento modificada (VCm) es un factor pronóstico independiente del melanoma maligno (MM) principalmente para la supervivencia global, con un valor incluso superior al del índice mitótico. Esto último sugiere que el crecimiento clínico del tumor refleja una agresividad tumoral que no puede ser exclusivamente medida con los factores pronósticos universalmente aceptados del MM.
Tercera conclusión
Una proporción significativa de casos de MCR(26,5%) portan mutaciones en NRAS. Los MM con mutaciones en NRAS muestran un comportamiento más agresivo que siguen mecanismos probablemente no relacionados con los factores clínico-patológicos pronósticos actualmente bien establecidos.
Cuarta conclusión
Las mutaciones patogénicas en el promotor de TERT podrían explicar, al menos en parte, la agresividad tumoral del MCR. Su relación se ve modificada por la presencia de un polimorfismo frecuente (rs2853669) en el propio promotor.
Quinta conclusión
La frecuencia y la severidad de las alteraciones de la respiración durante el sueño en el síndrome de apnea del sueño (SAOS) se asocian de forma independiente con el MCR. A su vez, la gravedad del SAOS se correlaciona con un mayor espesor tumoral, un mayor índice mitótico, y una mayor frecuencia de ulceración,
Sexta conclusión
La VCm se comporta como un factor pronóstico independiente en el carcinoma epidermoide cutáneo (CEC) que permite su inclusión, junto con la tasa de mitosis y la edad del paciente en un modelo predictivo para definir la probabilidad de adenopatía en el CEC.
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