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Voy a empezar refiriéndome a algunas ideas de Heidegger en su escrito "El origen de la obra de arte" (1935/36). Lo que en la obra está en obra es la verdad del ente. Ponerla en obra, es detenerla, pararla, zum Stehen bringen. El ser del ente viene así a lo estable de su aparición. Podemos también decir: es la relación misma del lenguaje con el mundo la que queda aquí a la vista; es el venirnos abierto el mundo lo que queda aquí a la vista; aquí queda abierto el venimos abierto el mundo; aquí queda abierto el estarnos abierto el mundo en que estamos. Por eso hay una verdad poética: la que acierta haciendo aparecer la relación del lenguaje con el mundo lingüísticamente abierto, tal como esa relación es. Por otro lado, como el venirnos abierto el mundo no es posible sin quedar a la vez abierta esa apertura, no hay existencia humana sin arte. Ese abrir la apertura misma del mundo, esa dejar a la vista la apertura misma del mundo, sucede en forma de figuración, sucede como una totalidad proyectada por la imaginación, sucede en forma de un repetir lo que nos queda a la vista mirándolo desde su quedarnos a la vista. La obra de arte -dice Heidegger en otro momento- abre a su manera el ser del ente, abre la apertura misma del ente, abre el venirnos abierto el ente, hace que veamos el sernas manifiestas las cosas, y esto lo hace figurando a la vez un mundo. Por otro lado, la obra pertenece como obra solamente al ámbito que es abierto por ella. Pues el ser-obra de la obra, donde opera, donde es lo que es, acontece sólo dentro de tal apertura que ella a su vez hace aparecer. Sólo en la obra está en obra ese acontecer, ese pasar, que consiste en quedar a la vista el venirnos abierto el mundo. En el caso de este epos de Goethe, la obra de arte del pasado no es algo que nos sea externo, sino que nos abre el ser-sido de nuestro propio mundo, lo que éste ya de entrada era. La obra sucede, pues, como apariencia, sucede como figuración, como una totalidad proyectada por la imaginación; y en el caso presente de este epos, se trata de un mundo recreado por la palabra, por la palabra justa y precisa de Goethe, en que nos queda a la vista el tener nosotros mundo y cómo tenemos nosotros mundo, el cómo de nuestro haber de estar en él, que se nos convierte en destino. Éstas son ideas de Heidegger que creo que nos permiten entender mejor el comentario de Humboldt. Sobre todo, es importante esa idea de Heidegger de la verdad artística como Stimmigkeit, como acierto de la obra de arte, que ni es verdad proposicional, pues no versa sobre ningún ente intramundano, ni mucho menos se reduce entonces a subjetividad.
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