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While death entails the end of the personality (art. 32 Civil Code), the legislature
provided that, beyond the time limit of existence of its holder, fit the post mortem protection of
certain extrapatrimonial rights of the same in order to respect due the deceased (his fame, good
name, reputation and personal and social estimate), which is what the doctrine comes denominating,
in graphic expression, the “protection of the bygone personality”.
Apart from the classic criminal protection of the memory of the dead, in the civil plane the
protection of extinct personality is regulated, mainly, in the LO 1/1982 of civil protection of the
rights to honor, privacy personal and family and reputation, where legitimacy is granted to certain
subjects to defend those rights of personality injured after the death of his former owner (arts. 4-5).
From a different perspective, and configured the honor, privacy and self-image as fundamental rights
(art. 18 CE), in addition to civil protection -after an important evolution of constitutional doctrine
on this point- there is the protection reinforced, through the amparo action, of the dignity of the
deceased (art. 10 CE).
In another order of things -not to mention that the LO 2/1984 allows the heirs of the injured
party mentioned in the information disseminated timely exercise the right of correction, and that in
the field of intellectual property is contemplated the defense post mortem auctoris of some of the
powers within the moral copyright (arts. 15-16 TRLPI)-, the legislation regulating patient
autonomy enables, with certain conditions and limitations, third party -ambiguously concretized by
the precept- access to history clinic deceased (art. 18.4 Law 41/2002); a possibility which is
revealed as legal exception to the general exclusion of data relating to deceased persons from the
scope of the rules of protection of personal data (art. 1 LO 15/1999 and art. 2.4 RD
1720/2007), as the Spanish Data Protection Agency has declared repeatedly.
KEY WORDS: personal dignity and protection of the bygone personality; civil and constitutional
defense of the rights to honor, privacy and self-image injured after the death of its owner; personal
data of dead people; access to medical history of a deceased; moral copyright and protection post mortem auctoris.Si bien la muerte implica el fin de la personalidad (art. 32 CC), el legislador ha
previsto que, más allá del límite temporal de existencia de su titular, quepa la tutela post mortem
de ciertos derechos extrapatrimoniales del mismo en aras al respeto debido a la persona fallecida (su
fama, buen nombre, reputación y estimación personal y social), lo que se traduce en lo que la
doctrina jurídica viene denominando, en gráfica expresión, la “protección de la personalidad
pretérita”. Aparte de la clásica tutela penal de la memoria de los difuntos, en el plano civil la protección de la
personalidad ya extinguida se articula, de modo principal, por vía de la LO 1/1982 de Protección
civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen, donde se confiere
legitimación a ciertos sujetos para la defensa de los referidos derechos de la personalidad lesionados
tras la muerte de quien fuera su titular (arts. 4 y 5). Desde una óptica distinta, y configurados el
honor, la intimidad y la propia imagen como derechos fundamentales (art. 18 CE), a la tutela civil
de los mismos se suma -tras una importante evolución de la doctrina constitucional en este punto- la
protección reforzada, a través del recurso de amparo, de la dignidad de las personas fallecidas (art.
10 CE).
En otro orden de cosas -y amén de que la LO 2/1984 permita a los herederos del perjudicado
aludido en la información difundida ejercitar el oportuno derecho de rectificación, y de que en sede de
propiedad intelectual se contemple la defensa post mortem auctoris de algunas de las facultades
comprendidas en el derecho moral de autor (arts. 15 y 16 TRLPI)-, la legislación reguladora de la
autonomía del paciente posibilita que, con determinados requisitos y limitaciones, terceras personas -
ambiguamente concretadas por la norma- accedan a la historia clínica de un fallecido (art. 18.4 Ley 41/2002); posibilidad ésta que se revela como clara excepción legal a la exclusión general de
los datos referidos a personas fallecidas del ámbito de aplicación de la normativa de protección de
datos personales (art. 1 LO 15/1999 y art. 2.4 RD 1720/2007), como de forma reiteradísima
tiene declarado la Agencia Española de Protección de Datos.
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