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La tesis aborda principalmente la cuestión de si la representación política es un sistema adecuado para albergar la democracia. La finalidad de la investigación es poner en tela de juicio una relación que en muy pocas ocasiones se cuestiona, y es que en un mundo dominado por la representación política se afirma sin ningún problema que vivimos en democracia. En virtud de ello, para buscar lo qué es realmente democracia y así examinar hasta qué punto nuestros sistemas (representativos) pueden ser democráticos era necesario acudir al origen del término; examinar, por tanto, la antigua democracia ateniense. En aquel lugar se creó algo y se le llamó “democracia”, pero al mismo tiempo mantenía una coherencia, dado que la palabra coincidía con el hecho: un sistema en donde el demos ejerce el kratos.
En este sentido, el trabajo descansa sobre dos hipótesis principales, desarrolladas en las dos partes del trabajo. La primera es aquella que sostiene que los orígenes de representación política se encuentran en los antiguos bosques de Germania. Aunque, ¿cuál es la relación de esto con el objetivo del trabajo? Desmentir el mito de que nuestros sistemas políticos provienen del rico legado grecorromano, y que la llamada democracia actual es heredera de la antigua Atenas. Por esa razón, los regímenes actuales presumen de ser democráticos, ya que afirman haber evolucionado de la democracia ateniense.
Por el contrario, como nuestros sistemas provendrían de aquellos bosques germánicos (no democráticos en absoluto) es muy difícil que con esos orígenes lleguen a ser democráticos. Esta hipótesis también descarta que la representación sea un invento moderno, porque de ser así, podría afirmarse que dicha representación podría haber sido diseñada para democratizar la autocrática política medieval. Sin embargo, en vez de ello, la representación actual es el resultado de todo un proceso en el que la Edad Media, Moderna y Contemporánea, han sido simplemente distintas fases del mismo. Y este proceso es el explicado en este primer apartado. En consecuencia, para tratar de abordar ese proceso, se ha estudiado el pensamiento de varios autores, lo cual ha permitido observar cómo ha evolucionado paulatinamente este concepto hasta convertirse en la representación política actual.
La segunda de las hipótesis, y que a su vez es la central de la tesis, es la que defiende que la representación política es un sistema en el que gobierna una minoría y, por tanto, no es capaz, de albergar un tipo de gobierno democrático. Esta crítica a la representación se apoya sobre los argumentos que ofrecen una serie de autores como Spinoza o Rousseau.
Con todo, si se critica la representación, se debe ofrecer también una explicación que aclare porque ésta goza de tan buena salud actualmente. Debido a ello, se destacan cinco elementos que explican las razones por las que dicha representación se sostiene: la introducción de un régimen de libertades; la elegibilidad de los gobernantes; la cuestión de las ideologías; el uso de un lenguaje metafórico; y, por último, el individualismo.
De esta manera, la tercera parte de la tesis estudia las dos alternativas históricas principales (democracia ateniense y República romana) a la representación, junto con otros aspectos más actuales, con la finalidad de ofrecer una alternativa propia.
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