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Las reformas económicas e institucionales y de las estrategias puestas en marcha por los agentes privados y públicos deben tener como objetivo un desarrollo inteligente. ¿Cómo lograrlo? Combinando tres elementos: 1) Un crecimiento apoyado en factores productivos de calidad —en especial el capital humano y tecnológico— y mejoras continuas de la productividad de las organizaciones; 2) Unas políticas atentas a la igualdad de oportunidades en el acceso al trabajo y los servicios públicos básicos; y 3) Una preocupación por lograr mejoras de bienestar para las generaciones presentes sin impactos sobre el medio ambiente que pongan en riesgo el bienestar de las generaciones futuras.
El Informe indica que las señales positivas de recuperación de la actividad de los últimos trimestres, y de corrección de los desequilibrios, necesitan reforzarse con actuaciones que consoliden a medio plazo un crecimiento más generador de valor añadido capaz de generar empleo de calidad y unas políticas públicas eficaces que eviten la exclusión social.
Los autores reconocen que los retos a corto plazo para España “son de gran calado, por lo que no caben soluciones simples”. Las interdependencias entre los problemas de las empresas y el funcionamiento de las instituciones para responder al desafío de volver a crecer de manera duradera requiere, aseguran, que la recuperación de la competitividad del tejido productivo vaya acompañada de medidas para que el desarrollo resulte socialmente incluyente. Para ello es decisivo que continúe la creación de empleo, que este sea de calidad y que el sector público resuelva sus problemas de funcionamiento, pues afectan a su sostenibilidad financiera y a la eficiencia y equidad de sus actuaciones.The institutional and economic strategies implemented by private and public agents should aim at smart development. How can this be achieved? Combining three elements: (i) a growth based on productive factors of quality —especially human and technological capital— and the continuous improvement of organizations’ productivity; (ii) policies aimed at ensuring equal opportunities of work and access to basic public services; and (3) a concern for welfare gains for present generations but without impacts on the environment that put at risk the welfare of future generations.
The report shows that the positive signs of economic recovery over the last few quarters, and the correction of imbalances, need to be reinforced by actions that consolidate medium-term growth which in turn generates more value added and more quality employment, and by effective public policies that prevent social exclusion.
The authors argue that Spain’s short-term challenges "have far-reaching effects and therefore need complex solutions". The interrelationship between the firms’ problems and the functioning of the institutions in order to achieve sustainable growth requires, they say, that the firms’ return to competitiveness must be accompanied by measures that favour socially inclusive development. Therefore it is crucial for job creation to continue, for it to be of high quality, and for the public sector to solve its performance problems, because they affect its financial sustainability and the efficiency and equity of its functioning.
They also highlight the need to regain trust, which has been damaged by the lack of opportunities and the corruption. "Without social capital today’s complex economies are more difficult to govern, economic efficiency and social welfare suffer, and growth comes to a halt" says the report.
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