A lo largo de los siglos XVII y XVIII la arquitectura valenciana dedica especiales esfuerzos a levantar cúpulas en los cruceros de los templos. Uno de los puntos más delicados de estas cúpulas, donde los esfuerzos se concentraban, era el tambor. Se produjeron desplomes, el más importante fue la caída de la iglesia de Oliva (Valencia) en 1755 que extendió el miedo a levantar estas estructuras. El artículo analiza algunos de estos derrumbes y diferentes maneras de organizar estos tambores, los poligonales, a la manera medieval como el cimborrio de la catedral de Valencia, o tambores circulares como los del Monasterio de El Escorial y el Colegio del Corpus Christi de Valencia. El miedo a los derrumbes originó soluciones innovadoras como las cúpulas con lunetas que apoyaban directamente en el anillo y permitían abrir ventanas sin un verdadero tambor o sistemas de refuerzo con anillos de hierro o nervios de ladrillo y piedra.Throughout the 17th and 18th centuries Valencian architecture devoted special efforts to raising the crossing domes of temples. One of the most contentious points of these domes, where all efforts were concentrated, was the drum. Landslides occurred, the most important of which was the collapse of the Church of Oliva (Valencia) in 1755 that spread fear to lift too high domes. The article analyzes some of these landslides and different ways of artic- ulating these drums, in the medieval manner, the polygonal one - drawing in the cimborrio of the cathedral of Valencia or like circular drums - as they had been at the Monastery of El Escorial and the College Church of Corpus Christi (Valencia). Fear of its downfall orig- inated innovative solutions as domes with lunettes that plucked directly from the ring and allowed to open windows without real drums or reinforcement systems with iron rings, or overlapping nerves of stone and brick.