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En el año 1994 se inicia, por parte del Area de Arqueología del Departamento de Ciencias Históricas de la Universi dad de Cantabria, una línea de investigación enfocada al estudio del poblamiento antiguo en el sector central de la Cordillera Cantábrica. Esta se tradujo en el desarrollo de una serie de proyectos, algunos de los cuales tomaron como marco geográfico los valles occidentales de Cantabria. Los motivos de esta elección territorial fueron diversos . La zona estaba siendo objeto de un estudio sobre la articulación del territorio durante la Prehistoria Reciente, por lo que resultaba interesante ampliar nuestro conocimiento sobre este tema desde entonces hasta época romana. Además, considerando la línea de investigación, que había tomado como marco la Edad del Hierro y época romana en el sector central de la Cordillera, se podía observar cómo las actuaciones arqueológicas habían afectado fundamentalmente a asentamientos del
norte de la provincia de Palencia y del sur de Cantabria, sin establecer una diferenciación entre lo cántabro y lo cántabrorromano. La proliferación de "castros" en la vertiente meridional de la Cordillera Cantábrica, llevó a plantear la existencia de un vacío de poblamiento entre ésta y la costa4 sin considerar que aquél podía responder más a la carencia de actuaciones sistemáticas que a la existencia de un auténtico vacío arqueológico.
Por otra parte, de la lectura de la bibliografía se desprendía igualmente la sensación de una predilección por el hábitat en cueva en la vertiente septentrional de la Cordillera y así se reflejaba en listados de cavidades cuya ocupación se atribuía a la Edad del Hierro o época romana. Por ello, la elección de los valles Occidentales permitía abarcar un amplio territorio , desde la alta montaña hasta la costa, incluyendo zonas muy dispares pero que alcanzaban cierta uniformidad al entenderlas como unidades morfológicas de carácter menor como son los valles, y comprobar hasta qué punto éstos influyeron en la configuración del territorio . Además, podía aportarnos datos para conocer qué criterios operaron en la elección
de un lugar como asentamiento en esas épocas, hasta qué punto influyeron no sólo las condiciones propias de un ámbito de altura o de media montaña sino también la explotación de sus recursos y, posteriormente, la red viaria romana, como elementos operantes en la articulación del territorio.In 1994, the Area of Archeology the Department of Historical Sciences of the University of Cantabria began a research line focused on the study of ancient settlement in the central sector of the Cantabrian Mountains. This resulted in the development of a series of projects, some of which took as a geographical frame the western valleys of Cantabria. The reasons for this territorial election were diverse. The area was undergoing a study on the articulation of the territory during the Recent Prehistory, so it was interesting to expand our knowledge on this subject from then until Roman times. In addition, considering the line of research, which had taken as a frame the Iron Age and Roman times in the central sector of the Cordillera, how the archaeological actions had fundamentally affected settlements of the
North of the province of Palencia and south of Cantabria, without establishing a differentiation between Cantabrian and Cantabrian could be easily observed. The proliferation of "castros" in the southern slope of the Cantabrian Mountain Range led to the existence of a vacuum of settlement between this and the coast without considering that it could respond more to the lack of systematic actions than to the existence of a genuine Archaeological void.
On the other hand, the reading of the bibliography also showed the sensation of a predilection for cave habitat on the northern slope of the Cordillera and thus reflected in lists of cavities whose occupation was attributed to the Iron Age or Roman era . Therefore, the choice of the western valleys allowed to cover a wide territory, from the high mountain to the coast, including very disparate zones but that reached a certain uniformity to understand them as minor morphological units such as the valleys, and to verify to what extent these influenced the configuration of the territory. In addition, it could provide us data to know what criteria were used in the election
of a place as settlement in those times, to what extent influenced not only the conditions of a high or medium mountain area but also the exploitation of its resources and, later, the Roman road network, as operative elements in the articulation of the territory.
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