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Cuando Ludwig Tieck escribe sus Musikalische Leiden und Freuden en 1822, hace tiempo que dejó atrás su etapa de romántico temprano. Sin embargo, con esta obra retoma sus presupuestos iniciales y los revisa de forma crítica; salda una cuenta pendiente con la estética musical que se remonta a su obra temprana, especialmente a «Das merkwürdige musikalische Leben des Tonkünstlers Joseph Berglinger». En esta Novelle se responde a preguntas planteadas más de veinte años atrás, cuestiones en torno a la práctica y a la recepción musical, a la creación artística, a la función del artista y a la posibilidad de un arte autónomo que sólo se sirve a sí mismo. Veinticinco años después de la creación de Berglinger, considerado el primer artista romántico en la literatura, Tieck cree haber encontrado ahora al verdadero artista romántico, menos idealista y más pragmático. When Ludwig Tieck writes his Musikalische Leiden und Freuden in 1822, it is long since he has left behind his period as an early romantic. Nevertheless, with this work he retrieves his initial premises and revises them in a critical way; he settles his account with the musical aesthetics, an account that goes back to his earliest work, specially to «Das merkwürdige musikalische Leben des Tonkünstlers Joseph Berglinger». This Novelle responds to questions raised more than twenty years before, matters concerning the practice and the musical reception, the artistic creation, the role of the artist and the possibility of an autonomous art that only serves itself. Twenty-five years after the creation of Berglinger, considered the first romantic artist in literature, Tieck believes now to have found the true romantic artist, less idealistic and more pragmatic.
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